La gira del mandatario Pedro Castillo por América del Norte ha sido reseñada tanto por medios extranjeros como por reputados periodistas. Uno de ellos, Andrés Oppenheimer, se refirió a sus propuestas e indicó que “hay buenas razones por las que sus palabras no alcanzaron para calmar a los inversionistas”.
“El presidente izquierdista de Perú, Pedro Castillo, merece crédito por haber tratado de frenar la fuga masiva de capitales de su país prometiendo durante su viaje a Washington que no va a nacionalizar empresas privadas”, escribió el sábado 25 de septiembre en El Nuevo Herald.
De hecho, Castillo desautorizó al primer ministro Guido Bellido y al secretario general de Perú Libre, Vladimir Cerrón, en la controversia por el gas de Camisea; uno de los múltiples choques entre bandos desatados en el seno del Ejecutivo.
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“Muchos peruanos siguen nerviosos, y con razón, porque temen que Castillo sea un títere de Vladimir Cerrón”, aseguró Oppenheimer, quien mencionó la recolección de firmas por parte de Perú Libre, “siguiendo el manual bolivariano”, para convocar una asamblea constituyente.
Aunque calificó como “positivo” el mensaje del ministro de Economía y Finanzas, Pedro Francke, señaló que no es suficiente. “El problema es que algunas de las acciones de Castillo parecen contradecir sus palabras”.
En ese sentido, criticó la reunión secreta que sostuvo con el cuestionado presidente venezolano Nicolás Maduro. “¿Por qué Castillo no aprovechó su audiencia internacional para aclarar que la asamblea constituyente ya no es una prioridad de su gobierno?”.
Oppenheimer, quien también es conferencista y escritor, apuntó que “tal asamblea sería ilegal, porque la Constitución de Perú establece claramente que solo el Congreso puede reformar la Constitución”.
“Si Castillo quiere detener la fuga de capitales, tendría que dar seguridades de que no buscará cambiar la Constitución, como lo hicieron casi todos los autócratas bolivarianos para perpetuarse en el poder. Eso calmaría las aguas, y haría que sus promesas de respetar la propiedad privada y la democracia sean mucho más creíbles”, dijo.