Decenas de miles de manifestantes tomaron este jueves las calles de Buenos Aires (Argentina) en reclamo de mejoras económicas. La situación ocurre cuando el gobierno del presidente Alberto Fernández y su vicepresidenta Cristina Kirchner enfrenta una fuerte crisis que amenaza a su coalición de peronistas de centro izquierda.
En el centro de Buenos Aires, grupos de izquierda movilizaron a manifestantes de los barrios populares que exigen mayores subsidios para comedores y alimentación, en medio de una crisis económica que ha sumido a más del 40% de la población en la pobreza.
Otras organizaciones de tendencia peronista habían convocado a manifestar frente a la Casa Rosada (sede del gobierno) en respaldo a Fernández. Pero en un intento por disminuir las tensiones, el mandatario les pidió abstenerse.
Fernández enfrenta una crisis en su gabinete luego del debacle electoral que sufrió el domingo la coalición gobernante Frente de Todo, en las primarias de los comicios del 14 de noviembre en los que se renovará parcialmente el Congreso.
Cinco ministros y otros altos funcionarios cercanos a Kirchner pusieron sus cargos a la disposición. Los analistas interpretan docha acción como una presión de la vicepresidenta sobre Fernández para obligarlo a modificar el gabinete y desprenderse de algunos de sus colaboradores de mayor confianza, como el jefe de gabinete Santiago Cafiero.
En sus primeras declaraciones, Fernández pidió cesar las disputas y resaltó que es él quien está al frente del gobierno.
“Nosotros tenemos que dar respuestas honrando el compromiso asumido en diciembre de 2019 (cuando obtuvo la presidencia) de cara a la sociedad. No es este el tiempo de plantear disputas que nos desvíen de ese camino”, escribió el mandatario en Twitter.
“He oído a mi pueblo. La altisonancia y la prepotencia no anidan en mí. La gestión de gobierno seguirá desarrollándose del modo que yo estime conveniente. Para eso fui elegido. Lo haré llamando siempre al encuentro entre los argentinos”, añadió.
En recesión desde 2018, Argentina atraviesa una crisis económica que se vio agravada por la pandemia del coronavirus. Para amortiguar los efectos de la parálisis de la economía por las restricciones sanitarias, el gobierno realizó fuertes emisiones de dinero, especialmente en 2020.
A sus elevados índices de pobreza y desempleo, Argentina suma una de las tasas de inflación más altas del mundo (32% de enero a agosto) y tiene pendiente una deuda de 44 000 000 millones de dólares con el Fondo Monetario Internacional.
El gobierno de Fernández y Kirchner (que se encuentra a mitad de su mandato) quedó duramente golpeado por la debacle electoral sufrida en las primarias el domingo, en las que el Frente de Todos consiguió apenas 31% de los votos a nivel nacional, un resultado inesperado que mostró un rechazo mucho más amplio de lo que se preveía.
La coalición de centro derecha Juntos, del expresidente Mauricio Macri (2015-2019), obtuvo 40% de los sufragios a nivel nacional y le sacó una ventaja de cinco puntos al oficialismo en la provincia de Buenos Aires, tradicional bastión peronista y donde también pusieron a disposición su renuncia los ministros del gobernador Axel Kiciloff.
Al ser de voto obligatorio, las primarias se convierten en una suerte de encuesta a escala real. En este caso, el resultado hace temer al gobierno por su mayoría en el Senado y aleja la posibilidad de lograrla en la Cámara de Diputados.