Nueva York exigirá a todos sus trabajadores públicos vacunarse contra la COVID-19 o, en su defecto, que se sometan a pruebas anti-COVID-19 cada semana. Así lo anunció el alcalde Bill de Blasio el último lunes en una rueda de prensa.
La medida regirá desde el 13 de septiembre y alcanzará a más de 300.000 personas que trabajan en el sector público, como policías, bomberos y profesores, ya que es una ciudad donde la variante Delta tiene una expansión acelerada, que corresponde a más del 89% de las infecciones en Estados Unidos.
“El objetivo es nuestra recuperación. El objetivo es proteger a la gente”, mencionó de Blasio, tras advertir hace una semana que miles de empleados de los hospitales públicos de la gran manzana se tendrían que someter a las mismas medidas recientemente anunciadas para todos los trabajadores estatales.
Nueva York ha inoculado hasta el momento al 59% de su población con al menos una dosis de la vacuna contra el coronavirus. A nivel nacional, el 57% de personas ha recibido al menos una dosis del fármaco, mientras que el 49% tiene ya la pauta completa.
Los fármacos contra la COVID-19 han demostrado ser eficaces para prevenir la hospitalización, y las infecciones entre inmunizados siguen siendo poco frecuentes; asimismo, se ha evidenciado que el ritmo de vacunación está disminuyendo.
Hace una semana, 57 grupos que representan a millones de médicos, enfermeras, farmacéuticos y otros profesionales de la salud solicitaron que la vacunación sea obligatoria para su sector, ya que de ello depende la seguridad de todos.