El presidente Joe Biden firmó el jueves 20 de mayo una ley sobre delitos de odio destinada a proteger a los estadounidenses de origen asiático, que han sufrido un aumento “impactante” de agresiones durante la pandemia de la COVID-19.
Biden rechazó el “veneno horrible” del racismo, y lamentó que tantos miembros de esa comunidad hayan sido “atacados, vilipendiados, señalados como chivos expiatorios” en los últimos meses.
“Demasiados estadounidenses de origen asiático temen por su seguridad”, indicó, antes de firmar la Ley de crímenes de odio COVID-19, una norma destinada a acelerar la evaluación de los casos denunciados de violencia racista, comunicar mejor este problema y ayudar a los estados y las comunidades locales a combatirlos mejor.
En un raro evento en un Congreso muy dividido, la Cámara de Representantes aprobó el texto por 364 votos contra 62. Unas semanas antes había sido aprobado casi por unanimidad en el Senado.
Muchos funcionarios electos han denunciado durante meses el aumento de esta violencia racial, alimentada en particular, según ellos, por discursos en los que se culpa a China de la pandemia.
Una masacre en Atlanta, en marzo, en la que murieron seis mujeres de ascendencia asiática, encendió la alarma.
Poco después, la divulgación de un video de la agresión particularmente violenta contra una sexagenaria de origen asiático en Nueva York provocó también una oleada de indignación.
El gobernador Andrew Cuomo lamentó que este tipo de violencia se haya convertido en “una epidemia” en el estado y en el país.
Las personas de ascendencia asiática constituyen aproximadamente el 5,9% de la población de Estados Unidos.