Estados Unidos es la nación más golpeada por la pandemia del SARS-CoV-2, con más de 28 millones de contagios y cerca de 500.000 muertes a causa de la enfermedad. Esta última cifra sobrepasa a la cantidad de fallecidos estadounidenses en la Primera Guerra Mundial, la Segunda Guerra Mundial y la Guerra de Vietnam.
Asimismo, los 497.403 decesos por COVID-19 en la nación norteamericana superan a la proyección estimada el 31 de marzo de 2020 por el Dr. Anthony S. Fauci, experto en enfermedades infecciosas de Estados Unidos, y la Dra. Deborah L. Birx, que coordinaba la respuesta al coronavirus en dicha fecha. Ambos especialistas pronosticaron que, a pesar de las estrictas órdenes de permanecer en casa, el virus podría acabar con la vida de hasta 240.000 personas.
En tanto, el número de casos reportados comenzó a descender hace cinco semanas, según informó la directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, Rochelle Walensky.
No obstante, parte de la disminución de casos reportados se puede atribuir al cierre de algunos locales de pruebas de COVID-19 debido al clima invernal que afecta a distintos Estados.
De igual manera, otro factor importante que aporta a la prevención de contagios es la vacunación. El sábado 20 de febrero, el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, resaltó la velocidad de la inoculación contra el SARS-CoV-2 en la nación norteamericana.
“Ahora estamos en un punto en el que hemos visto que la cantidad diaria promedio de personas vacunadas casi se duplicó, con respecto a la semana antes de que asumiera el cargo, a aproximadamente 1,7 millones por día”, añadió.
El 14 de enero, seis días antes de que sea investido como presidente, el líder demócrata anunció que aspira llegar a las 100 millones de personas inmunizadas en sus primeros 100 días de gestión.