La comunidad gay de Hungría lamentó el lunes ser el “chivo expiatorio” del primer ministro Viktor Orbán, después de que este les pidiera “dejar a los niños tranquilos” tras la aparición de un libro infantil de cuentos y leyendas publicado por una asociación de la comunidad LGTBIQ+.
“Hungría tiene leyes sobre la homosexualidad que se basan en una mira excepcionalmente tolerante y paciente”, declaró el dirigente soberanista en una entrevista en la radio pública el domingo.
“Pero hay una línea roja que no se debe cruzar”, prosiguió Orbán, hablando de un “acto de provocación”. “Para resumir mi opinión: dejen a nuestros niños tranquilos”, sentenció.
Personas salen a marchar como muestra de apoyo a los derechos y reconocimiento de la comunidad LGTBIQ. (Foto: El Periódico)
El dirigente era preguntado sobre un libro de cuentos y leyendas publicado recientemente por una asociación de la comunidad LGTBIQ+ (lesbianas, gais, transexuales, bisexuales, queer, intersexuales). En él, algunas historias fueron transformadas, como la de Cenicienta, aquí en chica lesbiana, o la de un asesino de dragones transgénero.
“Ahora que el miedo a los migrantes o la pandemia no basta para movilizar a los electores, es la comunidad LGTBIQ+ que el poder designa como chivo expiatorio”, lamentó Tamas Dombos, miembro del consejo de administración de Hatter Society, la principal asociación gay de Hungría.
“Los medios públicos se refieren a menudo a la homosexualidad como una enfermedad. Los responsables gubernamentales nunca condenaron los ataques contra los LGTBIQ+, y la policía no propone la protección adecuada”, dijo Dombos a la AFP.
De vuelta al poder en 2010, el primer ministro húngaro instauró una era conservadora en el país, que hasta entonces seguía una tendencia más bien avanzada: la homosexualidad fue despenalizada a principios de los años 1960 y la unión civil entre personas del mismo sexo fue reconocida en 1996.
Viktor Orbán prometió en 2018 instaurar una “nueva era” cultural para defender los valores cristianos y tradicionales.
En mayo de este año, el Parlamento húngaro aprobó una ley que impide modificar el sexo con el que los ciudadanos aparecen identificados en los documentos oficiales, bloqueando así el reconocimiento legal del cambio de sexo, en una medida que afecta a unos 30.000 transexuales en el país, reseñó EFE.
El cambio legal, impulsado por el Gobierno ultranacionalista húngaro, ha sido aprobado gracias a la mayoría absoluta de que dispone el Fidesz, el partido del primer ministro Viktor Orbán.
La ley determina que en los documentos oficiales debe registrarse el sexo biológico, determinado por los cromosomas, y que ese dato no puede ser modificado nunca.