Un hombre de 37 años, residente de la ciudad de Lahore en Pakistán, fue condenado a muerte por supuesta blasfemia; aunque su abogado, en conversaciones con el canal Fox News, aduce que el magistrado emitió ese fallo porque el procesado se rehusó a convertirse al islam.
Se trata de Asif Pervaiz, quien lleva en prisión desde hace siete años y recibió el veredicto a inicios de setiembre. “Esta es una situación trágica, es el primer caso en la historia reciente de Pakistán en el que un cristiano ha sido acusado de blasfemia por negarse a abrazar el islam”, expresó su abogado, Saif Malook, al medio estadounidense.
La tragedia de Pervaiz empezó en 2013, cuando uno de sus jefes en la fábrica donde laboraba le presionó en varias oportunidades para que se hiciera musulmán, manifestó Malook. Debido a la negativa, el superior lo denunció ante las autoridades policiales, asegurando que su empleado le había enviado mensajes de texto calumniando al profeta Mahoma.
Por su parte, los demandantes negaron haber intimidado al hombre a convertirse al islam mientras que la defensa del implicado rechaza las imputaciones de blasfemia, alegando que hace siete años en la nación se podían adquirir tarjetas SIM sin necesidad de presentar identificación y enviar mensajes de texto cuyo emisor no puede ser verificado.
En Pakistán, ofender al profeta Mahoma conlleva una condena obligatoria de pena capital y, de acuerdo a Saif Malook, el juez que lleva el caso prometió que Pervaiz será ahorcado.
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El representante legal también señaló que su cliente está confinado en una celda aislada del resto de la población penitenciaria, debido a que los cristianos acusados de blasfemia corren el riesgo de ser liquidados por otros reclusos. Además, pidió ayuda al mundo cristiano occidental para solucionar el caso de Pervaiz.
En tanto, la organización Amnistía Internacional denunció en agosto pasado un “alarmante repunte” de acusaciones de blasfemia en Pakistán, que siguen comprometiendo muchas vidas, y solicitó a la ciudad de Islamabad que anule las “leyes draconianas que permiten el abuso”.