Irán anunció este sábado 12 de septiembre que ejecutó al joven luchador Navid Afkari, condenado a muerte por el asesinato de un funcionario público durante las “revueltas” de 2018.
La sentencia del “qesas”, es decir “ley del talión”, una pena de “retribución”, fue efectuada en la prisión de Shiraz, ubicada al sur del país, según indicó el fiscal general de la provincia, Kazem Musavi, a la televisión estatal. La pena de muerte se aplicó “ante la insistencia de la familia de la víctima”, añadió.
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Hasan Yunesi, abogado del luchador iraní, comentó que este domingo se iba a celebrar una reunión con la familia de la víctima para “pedir perdón” y evitar así la aplicación de la pena de muerte. “Tenían tanta prisa que le negaron a Navid su derecho a una última visita”, lamentó Yunesi en Twitter.
En la víspera, la organización de derechos humanos Amnistía Internacional (AI) había expresado su alarma por la “inminente ejecución secreta” de Navid Afkari. La organización indicó que él y sus dos hermanos, condenados a largas penas de prisión en el mismo caso, son las “últimas víctimas del defectuoso sistema de justicia de Irán”.
Afkari, de 27 años, fue condenado por “homicidio voluntario” de un funcionario de la compañía pública de aguas de Shiraz, que murió apuñalado el 2 de agosto de 2018.
Al igual que otras ciudades de Irán, Shiraz fue ese día escenario de manifestaciones contra el Gobierno y la situación económica y social del país. Irán, que ejecutó al menos a 259 personas en 2019, es, junto a China, el país que más recurre a la pena capital, según Amnistía Internacional.
Tras la ejecución, el Comité Olímpico Internacional (COI) se mostró "conmocionado”.
“Es profundamente lamentable que los llamamientos de deportistas del mundo entero, y todo el trabajo del COI, con el Comité Olímpico Iraní, la Federación Internacional de Lucha y la Federación Iraní de Lucha, no hayan logrado su objetivo”, deploró el organismo.