Sobre coronavirus en Estados Unidos. El doctor Robert Haley, jefe de la División de Epidemiología de la Universidad de Texas, saltó a la escena pública en la últimas semana para defender los beneficios de las vitaminas —compuestos heterogéneos imprescindibles para la vida— en la lucha contra virus como el que produce la COVID-19.
De hecho, no es un argumento reciente: según la OMS, la vitamina A —y los micronutrientes en general— desempeñan funciones esenciales en el mantenimiento de la función inmunitaria y el desarrollo de los glóbulos blancos, como los linfocitos, esenciales para hacerle frente a los patógenos.
Por su parte, Adrian Gombart —investigador de Bioquímica y Biofísica y discípulo de Linus Pauling, Nobel de Química en 1954 por su trabajo en el que describía los enlaces químicos— ha defendido los suplementos que contienen vitaminas C, D y otros micronutrientes.
Estos elementos esenciales para mantener la salud superan son un medio seguro para ayudar al sistema inmunológico a combatir el coronavirus (COVID-19).
“Cada célula de nuestro cuerpo utiliza diferentes micronutrientes para funcionar”, sostuvo Gombart, que se encuentra investigando principalmente la vitamina D, en un estudio publicado en abril pasado.
Aún sin un antídoto contra el coronavirus (COVID-19), el epidemiólogo Robert Haley ha respaldado aquella tesis el último martes 23 de junio, en una videollamada con miembros locales del Rotary International en la que explicó cómo las vitaminas y el zinc pueden ser el “combo perfecto” contra el mal, sumado al uso de barbijos y otras medidas de sanidad.
“Cualquiera que piense que estaremos bien porque tendremos antivirales y o la vacuna es un tonto”, dijo Haley, según recoge el Longview News-Journal, el principal diario de Texas.
Foto: Captura.
En esa línea, el experto recomendó tomar “una tableta de zinc o una píldora de vitaminas común todos los días” y añadió que la deficiencia de esta sustancia está evitando que el sistema inmune combata el coronavirus (COVID-19).
El zinc, en rigor, juega un papel importante en la regeneración de los tejidos celulares y la síntesis del ADN. “Si pudiéramos lograr que todos lo tomen, tal vez podamos evitar que haya más enfermos (...) este puede ser el único rifle para defenderte de él”, agregó.
Consultado sobre la reapertura de las escuelas, el experto estadounidense apuntó que los estudiantes se acostumbrarán a usar mascarillas “como relojes”. Subrayó que hay “poquísimos casos” de niños de 15 años o menos que contraen la enfermedad porque “tienen muy pocos receptores ACE2″.
“Esa es una de las razones por las cuales las personas mayores están en mayor riesgo; tienen más receptores para que el virus se adhiera y lo enferme”, indicó. Los receptores ACE2 son proteínas que proporcionan el punto de entrada para que el coronavirus (COVID-19) infecte las células humanas.
Graduados de Little Elm High School en Fort Worth, Texas. Mayo de 2020. Foto: AFP.
Según los estudios que ha observado, “los niños están respondiendo a tratamientos donde los adultos no lo hacen”.
Robert Haley añadió que, mientras el rastreo de contactos ha estado en vigencia durante 100 años para controlar enfermedades como la tuberculosis, “en este momento está fuera de control y nos estamos quedando atrás”.
“Quiero evitar ser político y ser científico, pero es muy triste que esto haya sucedido durante un año electoral. A veces, los departamentos de salud se ven obligados a hacer cosas que normalmente no harían”.
“En los últimos 25 a 30 años, he visto cómo todo el país recorta la salud pública —lamentó—. Nuestros departamentos de salud son un fantasma de sí mismos respecto a hace 25 o 30 años, es una pena”.
Foto: AFP.
En Estados Unidos, el país más golpeado por el coronavirus (COVID-19) con casi 125.000 fallecidos, los contagios aumentaron en 30 de los 50 estados, especialmente en California, Arizona, Texas y Florida.
La magnitud del avance llevó a las autoridades a tomar nuevas medidas tras dos meses de un confinamiento considerado demasiado permisivo.
Texas, uno de los primeros estados que reabrió su economía, suspendió el desconfinamiento iniciado este mes y ordenó cerrar los bares.
En Florida, famosa por su intensa vida nocturna, se prohibió la venta de alcohol en los bares. Las infecciones han aumentado en el estado del sureste hasta superar los 100.000 casos de coronavirus (COVID-19) y afectan también a los jóvenes.
El promedio de edad de los infectados es ahora de 33 años cuando hace dos meses era de 65.
Con información de AFP.