Cuando un matrimonio decide separarse suele producir intensas batallas judiciales por el monto y tiempo de la pensión. Así ha ocurrido en el caso que resolvió la Audiencia Provincial de Jaén, en España, en el que un hombre tendrá que pagar a su expareja un subsidio de por vida.
Según explicaron los jueces, la mujer, una ama de casa de 59 años, no tiene formación ni experiencia laboral debido a su “especial dedicación a la familia”. Pero el factor decisivo, indicaron, es la situación del mercado laboral que se encontrará tras la separación. Además, resulta “improbable” que consiga empleo.
La pareja contrajo nupcias en 1984. Durante el matrimonio, ella se hizo cargo de sus tres hijos mientras el marido trabajaba. Después de 35 años, en 2018, ambos decidieron divorciarse. El tribunal como primera medida otorgó el uso del hogar y los muebles a la mujer. También se determinó una pensión de 150 euros cada mes, cantidad que debería recibir por diez años. Ambos no estuvieron de acuerdo con el veredicto final.
Por un lado, el hombre pidió que el subsidio se dejara de lado o disminuido a dos años, explicando que su exesposa todavía podía ingresar al mercado laboral. Ella, por su parte, expuso que — con su edad— iba a ser difícil encontrar un empleo que le permitiera subsistir, teniendo en cuenta su falta de experiencia.
Además, añadió que dos de los hijos continuaban viviendo con ella, pese a ser mayores de edad. En consecuencia, exigió que el pago fuera de carácter vitalicio de 175 euros mensuales.
Tras analizar las posiciones de ambas partes, la Audiencia Provincial española atendió la petición de la exesposa y estableció que la retribución sea perpetua. Sin embargo, las autoridades judiciales rechazaron su pretensión de aumentar el monto a 175 euros por mes, al considerar que el exmarido tan solo gana 900 euros mensuales.