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¿Cómo es vivir en la Antártida, “el lugar más seguro del mundo” sin casos de coronavirus?

La Antártida, el continente más frío del mundo, ha sobrevivido a la pandemia sin ningún caso confirmado de COVID-19.

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Así se vive la crisis del coronavirus en la Antártida, el lugar más frío del mundo. | Foto: Global Running Adventures

En medio de una crisis sanitaria que ha impactado a nivel global a raíz del brote del nuevo coronavirus, un continente ha logrado mantenerse completamente libre de casos positivos de la enfermedad, convirtiéndose así en el lugar “más seguro del mundo”.

La Antártida, ubicada al sur del círculo polar antártico, es una zona gélida que está cubierta alrededor del 98% de hielo y durante el año recibe entre 1.000 y 5.000 personas, principalmente científicos e investigadores, quienes residen en las estaciones de investigación que pertenecen a diversos países.

El turismo en el continente ha ido incrementándose gracias a los cruceros árticos. La temporada se extiende desde noviembre hasta finales de marzo y este año esperaba acoger a 78.500 turistas. No obstante, las bases comenzaron a imponer restricciones a las visitas turísticas a principios de año.

Ante la expansión de la COVID-19 en diferentes partes del mundo, el continente decidió cerrar sus fronteras y cancelar todas las visitas turísticas. Estas medidas habrían favorecido a que el virus no llegue a la región.

“A finales de enero, mientras vimos que todo esto se desarrollaba, dejamos de organizar visitas y viajar a los grandes barcos”, señaló a CNN Travel Keri Nelson, coordinadora administrativa en la estación Palmer de Anvers Island, la estación estadounidense instalada al norte de la Antártida.

“Realmente no creo que haya una persona aquí en este momento que no esté agradecida de estar aquí y de estar a salvo”, agregó Nelson. “Algunas personas están listas para regresar a casa. Para ayudar a las personas que aman y para ser útiles de otras maneras durante este tiempo en la historia”.

Sin embargo, a su vez, ella admite tener sentimientos encontrados por estar tan lejos de sus seres queridos. “A veces me siento desconectada y culpable de no estar en casa ¿para qué? ¿ayudar? ¿Vivir los desafíos que tienen los demás al mismo tiempo que ellos?”.

Por su parte, Robert Taylor, un joven escocés de 29 años que trabaja como guía de campo en la Estación de Investigación Rothera, una base del British Antarctic Survey (BAS), declaró que “la vida y el trabajo aquí están inextricablemente entrelazados. Somos extremadamente afortunados de poder continuar con nuestras vidas y nuestro trabajo”.

“Continuaremos en gran medida como si el coronavirus no hubiera sucedido”, continuó Taylor. Tenemos un gimnasio, una sala de música, una biblioteca, un cine… todas las cosas que damos por sentadas antes, que los que están en casa extrañan”.

Nelson coincide con Taylor, en la Antártida sienten seguridad. “Todavía podemos socializar a voluntad, sin miedo, chocar las manos y dar abrazos como nos plazca, sentarnos juntos. No tenemos que reaccionar con miedo si alguien tose. Estoy muy agradecida por eso, y estoy tratando de apreciar realmente el último tiempo que tenemos para vivir esa existencia”.