El coronavirus ha expuesto lo bueno y lo malo de los seres humanos. Un claro ejemplo son los ciudadanos que reconocen la labor que realiza el personal sanitario en su lucha contra la COVID-19. Pero otros los atacan cobardemente como le ocurrió a una enfermera en México.
Claudia Hernández es una enfermera que labora en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de Durango hace siete años, y jamás imaginó que iba a ser agredida y amenazada de muerte por estar en la primera línea de batalla contra el coronavirus.
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La víctima se dirigía a su casa en su automóvil después de un arduo día de trabajo el 9 de abril, cuando una mujer a bordo de una camioneta intentó cerrarle el paso en dos ocasiones, pero logró esquivarla.
Al tercer ataque, Claudia detuvo el paso para enfrentar a su agresora y le preguntó: “¿Por qué lo haces?”, a lo que la mujer le respondió con una señal obscena con la mano y le gritó “infectada”.
La agresora añadió que “muerto el perro se acabó la rabia” y sacó un arma de fuego de una mochila para mostrársela a Claudia, amenazándola y diciéndole que se fuera del edificio porque infectaría a todos de coronavirus.
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Tras el cobarde ataque, la enfermera llama a su hermana y llega la Policía, quienes detienen a la agresora; sin embargo, esta fue puesta en libertad por un juez antes de que Claudia pudiera denunciarla ante el Ministerio Público de México.
El incidente provocó que el secretario de Salud del estado, Sergio González, exigiera a la sociedad respeto al personal médico, ya que ellos son los primeros que hacen frente a la pandemia del coronavirus atendiendo pacientes.