En las calles de Nueva Orleans, en Luisiana (Estados Unidos), se ha visto sorpresivamente una gran cantidad de ratas. En el famoso Barrio Francés, que suele ser visitado por turistas, estos roedores han aparecido con más frecuencia luego de que el lugar cerrara sus puertas como producto del coronavirus.
Esta situación se repite en otros espacios de diferentes países, afirma Robert Corrigan, reconocido rodentólogo estadounidense. ¿La razón? La pandemia del coronavirus ha provocado cambios en el comportamiento y en los hábitos alimenticios de las ratas y los ratones.
"Cuando tienes una colonia de ratas que ha estado dependiendo de turistas que esparcen desperdicios y de restaurantes que tiran mucha basura por la noche, puede ser en Washington DC, Nueva York o cualquier otro lugar, y eso desaparece, entonces los roedores no saben qué hacer ", explica el experto a la BBC.
En varios territorios, la cuarentena por la COVID-19 ha hecho que las personas cambien sus hábitos. Esto trae como consecuencia que la basura de la que dependían las ratas ya no esté disponible todo el tiempo. Por lo tanto, los roedores deben también adaptarse a esto.
De acuerdo con el especialista, quien vive en Nueva York, varios amigos suyos de la ciudad le han informado también sobre el avistamiento de ratas en nuevos lugares y en horas extrañas para estos animales (suelen salir de noche).
Pero este panorama ya lo había advertido la Asociación Nacional de Técnicos de Plagas del Reino Unido. A principios de abril, la institución advirtió que “el cierre de escuelas, pubs, restaurantes, hoteles, atracciones turísticas y otros lugares públicos para hacer cumplir el distanciamiento social tendrá consecuencias no deseadas”.
A modo de conclusión, Claudia Riegel, parte de la junta de control de plagas de Nueva Orleans, aclara que este fenómeno como efecto colateral del nuevo coronavirus se da porque “esas ratas tienen hambre”.
Corrigan, por su parte, añade que ellas "pueden deambular bastante y terminar en un vecindario completamente diferente que no tenía ratas antes".
No obstante, el rodentólogo señala que ver más ratas en las calles no significa que vaya a haber una invasión. De hecho, Corrigan asegura que esta es una buena oportunidad para intentar controlar las plagas.
La hipótesis del experto es que los roedores con el “estómago vacío” serán más propensos a tomar comida puesta en trampas. Además, aclara, cuando las ratas estás hambrientas “se vuelven contra sí mismas” y puede empezar a reinar el canibalismo.
Corrigan recuerda que las ratas pueden ser peligrosas para los humanos. Estos animales están oficialmente relacionados con 55 patógenos de enfermedades diferentes y también pueden provocar daños materiales así como riesgos de incendios por mordeduras de cables eléctricos.
Los hogares deben permanecer ‘sellados’. Las grietas y los agujeros son potenciales caminos de entrada de estos animales indeseados. Las tuberías o cualquier otro espacio también deben estar cerrados para evitar su ingreso.
En cuanto al interior, es necesario mantener el orden de manera que las ratas no tengan lugar para esconderse. Por último, los restos de comidas y alimentos deben estar correctamente guardados o desechados, sin dar lugar a que los roedores puedan tener acceso a ellos.