Al cabo de menos de dos horas de debate, los diputados rusos aprobaron el jueves por unanimidad y en primera lectura todas las enmiendas constitucionales propuestas la semana pasada por el presidente Vladimir Putin.
Los 432 diputados presentes, de un total de los 450 que integran la cámara baja del Parlamento ruso, la Duma, votaron en primera lectura esta revisión constitucional presentada por el presidente ruso hace solamente pocos días.
“Hemos dado muestras de una unidad fuerte”, se congratuló el presidente de la Duma, Viatsheslav Volodin, al término de la votación.
Volodin anunció que el examen en segunda lectura se producirá el 11 de febrero. Varios responsables rusos dijeron que el objetivo es adoptar definitivamente la reforma en la primavera boreal. Se trata de la primera reforma de la Constitución adoptada tras la caída de la URSS.
Putin sorprendió a todo el mundo el 15 de enero con esta reforma de la Constitución, necesaria según él por el deseo de “cambio” de los rusos, pero que alimenta especulaciones sobre el futuro del presidente, cuyo mandato actual expira en 2024.
Desde entonces, los acontecimientos se han encadenado a la velocidad del rayo: el ahora exprimer ministro Dmitri Medvedev dimitió y fue sustituido por un alto funcionario desconocido por el público, Mihail Mishustin, que nombró el martes a su nuevo ejecutivo.
No hay duda de que las enmiendas deseadas por Putin serán adoptadas en una Duma controlada por las fuerzas proKremlin.
Tras la Duma el texto debe ser aprobado por el Consejo de la Federación, la cámara alta del parlamento, y luego ratificado por Vladimir Putin.
El Kremlin también ha prometido que será organizado un amplio debate público, y que los rusos serán consultados sobre el texto en una votación. La presidencia rechazó sin embargo usar el término de referéndum, y no precisó la forma que tendrá esa consulta electoral.
Las enmiendas constitucionales proponen transferir algunas prerrogativas al Parlamento, como la de elegir al primer ministro. También refuerza el rol de un órgano hasta ahora consultivo, el Consejo de Estado, alimentando especulaciones de que podría convertirse en el corazón del régimen.
Otra innovación es que los jueces, los cargos electos y responsables políticos a nivel federal tendrán prohibido poseer una nacionalidad extranjera o un permiso de residencia en otro país. El texto refuerza además algunos poderes del presidente, que podrá por ejemplo rechazar firmar una ley adoptada por dos terceras partes de los diputados.
Para muchos analistas, Vladimir Putin está organizando con esta reforma el período posterior a 2024, cuando termine su mandato, dejándose un máximo de puertas abiertas para preservar su influencia en el país que dirige --como presidente o primer ministro-- desde hace 20 años.
El presidente ruso, en visita el miércoles a la región de Lipetsk, al sur de Moscú, repitió que el país “necesita un régimen presidencial fuerte”. Algunos expertos opinan que la reforma reforzará el carácter presidencial del sistema político, pero otros creen que éste apenas será modificado.