El gobierno de Irán, dirigido por el presidente Hasan Rohaní, admitió que derribaron el avión ucraniano en el que venían 176 personas y debido a ello las calles del país del Medio Oriente se volcaron, exigiendo la renuncia del Ayatollah Alí Jamenei, líder supremo.
En Teherán, los iraníes también salieron para recordar a las víctimas del accidente aéreo, del vuelo 752 de Ukrainuan Airlines, que se desplomó el pasado 8 de enero, luego de dos ataques con la Embajada de Estados Unidos en Bagdad.
Una de las zonas en donde se concentraron más las personas fue en la Universidad de Amirkabair, donde una multitud coreaba “Abajo del dictador” y “Vergüenza de la Guardia Revolucionaria”. Mientras que en la Universidad Sharif grutaba: “Comandante en jefe, renuncia”.
Cabe destacar que, los protestantes exigieron condena y un juicio público para los responsables de la muerte de más de 100 personas en la caída de la aeronave.
Debido a los disturbios, la Policía de Irán llegó al lugar para calmar las protestas y dispersar a las personas con bombas lacrimógenas.
Por su parte, Rohaní, pidió disculpas al presidente de Ucrania Volodomyr Zelensky, quien aseguró que deben repatriar los cuerpos cuanto antes.
A través de las rede sociales se posicionó la etiqueta #error_humano y #compatriota_asesino.
El avión de la compañía Ukraine Airlines International (UAI) se estrelló en un campo agrícola en el oeste de Teherán poco después de despegar del aeropuerto internacional con destino a Kiev.
El inicio del vuelo coincidió prácticamente con el disparo de una andanada de misiles contra bases iraquíes que albergan soldados estadounidenses, en respuesta a la muerte del general iraní Qasem Soleimani, el 3 de enero, en un ataque con dron de Estados Unidos.
El presidente estadounidense, Donald Trump, tuiteó en inglés y en farsi al pueblo iraní: “Estoy con vosotros”. “Seguimos las protestas de cerca”, dijo, advirtiendo al régimen iraní que “no puede haber otra masacre de manifestantes pacíficos”, en alusión a las protestas de noviembre, reprimidas duramente según Amnistía Internacional.