Hay personas quienes broncean su piel a un ritmo rápido; otras lo consiguen tan solo exponiéndose a la resolana, además, sus arrugas empiezan a pronunciarse y diversas manchas les brotan por doquier. Todo ello es consecuencia de nuestro grupo étnico, según estudio científico.
El Boston Medical Center de los Estados Unidos determinó cómo se comportan las pieles dependiendo de su tipo, exposición y genética, mediante 41 artículos de investigación acerca del tema, publicados a lo largo de 48 años (1970-2018).
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Los expertos en dermatología ratificaron en el portal web de noticias que la melanina es el factor diferenciador entre la piel blanca y oscura, como ya es bien sabido. Sin embargo, dieron a conocer otros detalles poco analizados hasta hoy.
El primero de ellos es que los pacientes afroascendientes desarrollan una mayor probabilidad de sufrir cambios en su pigmentación, por ejemplo, el de la discromía, alteración que varía desde el vitiligo hasta las manchas café con leche.
Las personas de este color, de igual modo, tienen más fibroblastos —por fortuna—, estructura celular responsable de la curación de heridas. Por lo tanto, sus pieles son más gruesas, presentan considerables cantidades de colágeno y se vuelven renuentes a las arrugas.
Los de ascendencia asiática pueden experimentar hiperpigmentación, oscurecimiento de la piel por exceso de melanina, pero envejecen más lento. Por último, los especialistas de Estados Unidos señalaron que los caucásicos, grupo constituido por europeos y norteafricanos de etnia blanca, tienen la dermis más delgada, que se agrieta y pierde elasticidad con el desgaste de los años.