Peter Bryan, un asesino caníbal que aterrorizó Londres, Inglaterra, entre 1993 y 2004, había sido internado en hospitales psiquiatricos. Sin embargo, sus crímenes se volvieron más atroces.
Su primera víctima fue una mujer de 21 años, a quien Bryan golpeó en la cabeza alrededor de seis veces con un martillo en 1993.
El asesino, apodado 'Pekish Pete’, se declaró culpable de homicidio por motivos de responsabilidad disminuida.
Bryan pasó ocho años en el hospital psiquiátrico Rampton, hasta que se le permitió reintegrarse a la sociedad, indica la BBC.
Tras dos años en libertad sin la supervisión adecuada, asesinó a su amigo Brian Cherry, de 43 años, en el este de Londres. Bryan cortó los dos brazos de la víctima y una de sus piernas. Pero la acción más macabra la realizaría después de seccionar las extremidades.
Pekish Pete abrió el cráneo de Cherry y extrajo parte de su cerebro para freírlo y comerlo con mantequilla.
Forenses que llegaron a la escena del crimen en el este de Londres después de que se encontró el cuerpo de Cherry en 2004. Foto: PA.
Cuando la policía llegó a la escena del crimen, encontró a Peter Bryan con las manos y ropa manchadas de sangre. Asimismo, encontraron un cuchillo manchado de sangre y un martillo.
“Me comí su cerebro con mantequilla, fue muy bueno”, dijo a los oficiales, según Daily Mirror.
Después de una estancia en la prisión de Belmarsh, donde fue descrito como “extremadamente peligroso”, Bryan fue admitido nuevamente en un hospital psiquiátrico, esta vez en Broadmoor, el 15 de abril del 2004.
Sin embargo, cuatro día después de ser recluido, se le permitió mezclarse con los pacientes bajo “observaciones generales”, después de haber estado aislado.
El asesino había persuadido al personal de que no era una amenaza. Lo consideraron “agradable y cooperativo”.
Bryan aprovechó el descuido del personal y estranguló a Richard Loudwell, un paciente de 60 años.
Peter Bryan cumple dos cadenas perpetuas por sus últimos dos homicidios. Foto: PA.
En una investigación en 2012, Peter Bryan declaró que golpeó la cabeza de Loudwell en el suelo y le ató una ligadura al cuello para que no hiciera ruido.
Bryan le había confesado a la enfermera Joanne Fisher que atacó a Loudwell porque “quería comérselo”.
La nueva víctima de Pekish Pete murió 41 días después por las lesiones en su cabeza.
Al concluir la investigación, el jurado determinó que el estado mental de Bryan no se había examinado adecuadamente antes de su liberación del aislamiento el 19 de abril de 2004. En tanto, Peter Bedford, juez de Berkshire, describió a Bryan como “escalofriante y manipulador”.
Tras declararse culpable de los homicidios de Cherry y Loudwell, condenaron a Bryan a cumplir dos cadenas perpetuas en prisión.
Desde entonces, la institución supervisora de los hospitales mentales del oeste de Londres, incluido Broadmoor, ha establecido un nuevo equipo de administración y una junta directiva que ha abordado muchas de las deficiencias anteriores del hospital.