Mariah Carey utilizaba las cuentas de su representante y equipo de seguridad para pagar sus lujos y excentricidades.,El diario The Daily Mail, acaba de revelar que las compras de lujo y las costosas cirugías estéticas a las que se sometía la cantante Mariah Carey, las pagaba con las tarjetas de crédito de sus empleados para de esta manera, ocultar sus gastos Según una de las fuentes cercanas a Mariah Carey y que cita el medio asegura que "Mariah nunca quiere que la gente sepa acerca de sus compras, así que las cargaba a las tarjetas de Lianna o de Stella", en referencia a su antigua asistente, Lianna Shakhnazaryan, y quien fue su representante, Stella Bulochnikov. Obviamente, la propia Carey tiene sus tarjetas de crédito, "pero su equipo de gestión de negocio sólo le permite llevar una a causa de sus gastos, porque siempre gasta mucho, tanto que llegaría rápidamente al máximo", revelan. PUEDES VER Instagram: Mariah Carey presume sus curvas en bikini como nunca antes Así, aseguran que todo su equipo "incluidos sus guardias de seguridad o sus niñeras", cargan ese tipo de gastos en sus tarjetas, que luego se les reembolsa. Los gastos son de todo tipo: desde algo tan pequeño como un almuerzo en una hamburguesería para los niños hasta gastos como relleno de glúteos, con un costo de 10.000 dólares, o un tratamiento reafirmante para cuello y mandíbula de 8.900 dólares que realizaba en una clínica de Beverly Hills y cuyo titular de la factura lleva como pseudónimo "Stella Carey". El diario británico también muestra otra factura de tratamientos estéticos por valor de 7.900 dólares cuya pagadora es Lianna Shakhnazaryan pero cuya beneficiaria es supuestamente, Margot Channing, que es el nombre del personaje de Bette Davis en la película Eva al desnudo. Otros gastos que se cargaron a las tarjetas de sus asistentes son lujosas noches de hotel o compras en ciudades europeas durante las giras de la cantante, así como compras navideñas por más de 50.000 euros en tiendas de Gucci, Louis Vuitton, Ermenegildo Zegna o Dolce&Gabbana. También están apuntados otros gastos corrientes, como una factura de 200 euros en un supermercado ecológico.