Loro Piana, una marca que vende ropa elaborada con lana de vicuña, no estaría pagando un precio justo a la comunidad de Lucunas en Ayacucho por realizar el trabajo de extraer el material. Según un reportaje de Boomblerg, las personas del lugar reciben US$ 280 dólares por una cantidad equivalente de fibra de vicuña, mientras que la empresa vende su ropa en Nueva York, Milán o Londres a precios hasta US$ 30.000 por un saco y US$ 9.000 por una chompa.
El dinero que se le da a la comunidad se debe repartir entre los lugareños, por lo que no suele alcanzar y algunos llegan a trabajar gratis, al menos una vez al año. Ello se debe a que existen jerarquías estrictas, con un presidente electo que puede decidir cómo usar y redistribuir los recursos comunales. En Lucanas, la regla es que los comuneros trabajan gratis, mientras que los forasteros pueden recibir un pago, usualmente de alrededor de US$20 por día.
Según un estudio de la INEI en el 2018, se encontró que el 80% de la población de Lucanas decía que no se había beneficiado económicamente de la participación de la comunidad en el comercio de la vicuña. Asimismo, la misma investigación halló que el 41% del distrito de Lucanas era pobre, lo que significa que un individuo vive con menos de US$91 al mes.
Loro Piana es propiedad del conglomerado de marcas de lujo LVMH Moët Hennessy Louis Vuitton SE. Está controlada por Bernard Arnault, cuya fortuna es de US$202.000 millones, según el índice de multimillonarios de Bloomberg. La compañía se hizo dueña de unas 2.000 hectáreas de terrenos andinos cerca a Lucanas por US$160.000 a finales de los 90.
En el siglo XX, esta especie fue cazada hasta casi quedar en extinción, por cazadores que les disparaban para extraer su pelaje en vez de esquilarlas vivas. Por esta razón, la caza fue prohibida en 1969. Pero, un tratado internacional de 1979 ayudó a establecer un mercado legal para la vicuña, que consistía en que la producción de la lana iba a quedar en beneficio del poblador andino. Es así como la comunidad de Lucanas fue la primera comunidad indígena en esquilar vicuñas bajo este nuevo régimen en 1994 y Loro Piana ha sido su comprador desde entonces.
Al año siguiente, durante el gobierno de Alberto Fujimori, se aprobó una ley que otorgaba a las comunidades indígenas el derecho exclusivo de esquilar y comercializar la fibra de vicuña, siempre y cuando los animales fueran encontrados dentro de sus territorios. Sin embargo, en el año 2000, cuando surgieron acusaciones de corrupción contra su administración, el expresidente emitió un decreto que concedía a las empresas los mismos derechos que ya tenían las comunidades campesinas para esquilar vicuñas dentro de sus propiedades.
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Esta modificación permitía a las empresas adquirir tierras en los Andes y esquilar las vicuñas encontradas allí. Documentos revelan que Alfonso Martínez, quien dirigía la oficina gubernamental encargada de regular el nuevo mercado de vicuñas, respaldó este decreto. Tras dejar el gobierno, Martínez fundó una empresa que actuaba como intermediaria entre las comunidades indígenas y los compradores de fibra de vicuña. Loro Piana lo contrató como gerente general de su filial en Perú.
Bajo la dirección de Martínez, la empresa adquirió 2.000 hectáreas y estableció un perímetro de 12,5 kilómetros alrededor de su propiedad para proteger a las vicuñas y evitar que fueran esquiladas por personas externas. La solicitud de Loro Piana para esquilar vicuñas fue aprobada en 2010; y, aunque inicialmente el área tenía pocas vicuñas, el Gobierno acordó proporcionar algunos animales, lo que convirtió a Loro Piana en la primera compañía en poder esquilar vicuñas sin compensar a las comunidades indígenas por la fibra.
Ahora, las vicuñas son capturadas anualmente y esquiladas cada dos años. Una consecuencia de estas esquilas más frecuentes es que el peso promedio de la fibra obtenida de cada una ha disminuido con el tiempo, ahora rondando los 150 gramos por animal, en comparación con los 250 gramos en 1994.