Solo tres proyectos confirmados por poco más de US$834 millones se desarrollarán en el Perú en 2024. Estos son Yumpag (US$81 mllns), Corani (US$603 mllns) y Romina (US$150 mllns). De sumarse Reposición Antamina (US$2.000 mllns), que hasta hace dos semanas no tenía aprobada su Modificación de Estudio de Impacto Ambiental (MEIA) —pese a que, desde 2022, MEF ya prometía la ampliación de la mina ancashina para 2023—, la inversión minera podría más que duplicarse en ese ejercicio.
Pero todavía está muy lejos de los US$5.500 millones que demandó Quellaveco para su construcción, que terminó el año pasado. A eso se debe la estrepitosa caída de este año, en el que no se viabilizó ningún otro gran yacimiento para el Perú.
Un año perdido, en cuanto a promoción minera, a pesar de que se trata de un sector que aportó 8,7% del PBI en la última década y contribuyó con cerca del 60% de las exportaciones.
Hay otros proyectos que en este momento apalancan la inversión minera (que en octubre acumuló una caída anualizada de -13,5%), como San Gabriel (US$470 mllns) y la fase II de Ampliación Toromocho (US$815 mllns), pero este último termina en abril del 2024. De ahí, nuevamente otra caída.
Rómulo Mucho, exviceministro de Minas, advierte que en 2024 ocurrirá un efecto rebote con las cifras de inversión minera, pero porque el 2023 fue muy malo. La arequipeña Zafranal (US$1.263 mllns), otra mina mediana, todavía está para 2025, si no se retrasa como ha sido la tradición minera en el Perú.
El propio BCRP reconoce que la inversión privada se contrajo 8,9% interanual entre enero y setiembre como resultado , entre otros, de la “ausencia de nuevos megaproyectos y menor inversión residencial”.
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La caída de la inversión sectorial proyectada por el ente emisor en 2023 será de -14,1%, la segunda más terrible desde 2020 (-25,3%), cuando la pandemia paralizó todo. Pero espera crecimientos de 5,1% y 4% para 2024 y 2025, respectivamente.
Los pesos pesados en el horizonte, pero que no tienen claro el inicio de su construcción, son La Granja (US$5.000 mllns), El Galeno (US$3.500 mllns), Michiquillay (US$2.500 mllns), Yanacocha Sulfuros (US$2.500 mllns), Hierro Apurímac (US$2.900 mllns) y Conga (US$4.800 mllns).
El MEF no pierde la esperanza y ya cuenta la actualización de US$590 a US$1.500 millones de Glencore en Integración Coroccohuayco y la promesa de US$2.000 millones hasta 2027 de Minsur en Mina Justa y Raura. Más ampliaciones.
Sin embargo, Mucho ve la necesidad de mayores gestos, en días que el Perú cerrará con 2,7 millones de TM anuales de cobre, superiores a los 2,4 millones del 2022. Ve en el destrabe de Tía María una oportunidad.
“Necesitamos un proyecto emblemático. Nada apunta a que 2024 sea mejor”, sentencia.
En el sector minero, las inversiones entre enero y octubre del 2023 totalizaron US$3.591 mllns, principalmente de las empresas Antamina (US$447 mllns), Anglo American Quellaveco (US$345 mllns) y Southern (US$268 mllns).
Se ha hablado largamente del potencial de litio en Falchani, pero su construcción no representa una inversión mayor de US$880 millones.
Antofagasta Minerals compró el 19% de las acciones de la peruana Buenaventura. Tendría en el radar las operaciones de Trapiche (US$1.038 mllns) y Coimolache Sulfuros.
Las Bambas espera poner en operación su tajo en Chalcobamba en julio o agosto del 2024.