La Alianza del Pacífico (AP) es un escenario para la reactivación económica, pues abre grandes oportunidades para el sector privado, según la red Vistage. Se considera la octava economía del mundo y representa el 42,9% del PIB de América Latina. Asimismo, es la sexta potencia exportadora y atrae al 57,4% de la inversión extranjera directa en la región.
De acuerdo a Gonzalo Galdos, Chairs de Vistage, la participación del sector privado en la AP es clave para impulsar el crecimiento y la competitividad de nuestra economía. No obstante, el sector público y el privado deberán asumir grandes desafíos.
“Es un gran desafío para las empresas el que aumenten la calidad de sus productos y servicios, optimicen sus procesos productivos, reduzcan costos y adopten tecnologías e innovaciones para aprovechar la oportunidad y ofrecer propuestas atractivas en los mercados internacionales. Otro punto es que el Gobierno y las instituciones apoyen a fortalecer el acceso a créditos y recursos financieros con tasas y condiciones competitivas, y, además, que reduzcan las barreras burocráticas y agilicen los trámites para exportar e importar”, explica Galdos.
Todo ello sin olvidar que es responsabilidad de las organizaciones estar informadas y cumplir con las regulaciones específicas de los países a los que deseen exportar, a fin de evitar conflictos que dificulten las operaciones internacionales (aspectos legales, aduaneros y fiscales).
El ejecutivo de Vistage presenta cuatro oportunidades y desafíos que las empresas deberían tener en cuenta, ahora que el Perú asumió la presidencia pro tempore de este bloque económico:
La Alianza del Pacífico está conformada por cuatro países: Perú, Chile, Colombia y México. Estos, en conjunto, representan un mercado con más de 225 millones de personas. Este es un panorama idóneo para que las micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) expandan sus negocios y aumenten sus oportunidades de exportación a mercados más grandes y diversificados.
La posible eliminación o reducción de barreras arancelarias y no arancelarias facilitará el acceso a nuevos mercados y a disminuir los costos de exportación.
También, agilizar y simplificar los procedimientos aduaneros, y de trámites para las empresas, reduciría la burocracia y los tiempos de espera para el acceso financiero, además de seguir promoviendo la innovación y el desarrollo tecnológico. Este es un escenario propicio para establecer alianzas estratégicas.
La AP puede contribuir en la recuperación de la tasa de empleabilidad prepandemia, en la disminución del empleo informal y la demanda de empleo calificado. Esto implica el trabajo conjunto del Gobierno, empresas y otros actores sociales para implementar políticas y programas específicos en la informalidad laboral, la educación, la formación profesional y la igualdad de género corporativo.
Otros aspectos que podrían mejorar son el acceso al crédito, la promoción del emprendimiento, adopción de tecnologías y prácticas innovadoras.
Es un factor clave para la competitividad y el crecimiento económico de las empresas, por lo que sería importante fomentar aún más la colaboración entre empresas, universidades y centros de investigación para facilitar la transferencia de tecnología y el desarrollo de soluciones innovadoras que aborden desafíos regionales y globales, refiere el funcionario.
Diversos empresarios reconocen la necesidad urgente de abordar cuestiones ambientales, sociales y de gobernanza en sus operaciones y cadenas de suministro. La inclusión de la sostenibilidad en la agenda de la AP sería clave para adoptar prácticas más responsables y sostenibles por parte de las empresas.
"Es importante establecer metas concretas y planes de acción para abordar los desafíos que enfrenta la región, y proporcionar incentivos y apoyo para la implementación de las iniciativas", sostiene Galdos.