En febrero, el Ministerio de Energía y Minas (Minem) anunció que el 100% de los lotes petroleros de Talara serían revertidos a favor de Petroperú. Un mes después, la presidenta Dina Boluarte ratificó esta decisión en Piura y garantizó la dotación de petróleo a la Nueva Refinería de Talara (NRT), en aras de generar una industria moderna de hidrocarburos.
En esta línea, la reciente declaración del gerente de Recursos Técnicos de Perupetro, Asaid Asabach, quien reveló la puesta en licitación de los lotes V y VII antes de que culminen sus contratos de explotación con GMP y Sapet, respectivamente, en octubre de este año, llamó la atención de especialistas del sector. Recordemos que, desde 1993, el bloque VII está anexado al VI en el mismo contrato de operación por 30 años.
Para Aurelio Ochoa Alencastre, especialista en energías y expresidente de la agencia, existe una seria contradicción que debe ser resuelta lo antes posible por Minem, toda vez que la propia presidenta de Perupetro, Isabel Tafur, adelantó una prioritaria participación de Petroperú en el noroeste.
“Aquí hay una incongruencia respecto a la política petrolera del país, pero no parte del Ejecutivo, sino de Perupetro, que no se alinea con lo diseñado por Minem”, señala.
Cabe precisar que, durante su último pronunciamiento de febrero, Boluarte hizo énfasis sobre los lotes VI (Sapet) y Z2B (Savia) para la NRT, distintos a los ahora ofrecidos ahora por Perupetro. Ello ha hecho inferir que el Gobierno maneja la posibilidad de una reprivatización parcial: unos lotes para Petroperú, otros para la industria extranjera.
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No obstante, Ochoa asegura que no tendría ningún sentido un nuevo desmembramiento de la cuenca, aun cuando se especule con presuntas trabas financieras para Petroperú en esta tarea. Explica que, aun con el costo inicial que demandaría asumir la producción total de Talara, el impacto no sería significativo frente a lo que la estatal paga para comprar petróleo peruano a precio internacional. Sobre todo, porque son lotes en operación en los que se conservaría, en primer lugar, el capital humano.
“Petroperú ya tiene la experiencia con el Lote I, un contrato pequeño que le fue entregado por dos años y en el cual ha logrado duplicar su rendimiento. En este negocio, todo se paga con la producción, con el propio flujo de caja generado por la venta de los barriles, y así es como funciona en cualquier parte del mundo, sea en Arabia o Perú. No necesitan mayores inversiones”, subraya Ochoa.
La producción total de petróleo en Talara ronda los 22.000 barriles por día (bpd), aunque, según Minem, puede llegar a picos de 27.000 bpd con una utilidad neta anual conjunta de más de US$1.000 millones, gracias que cada barril, que se extrae por no más de US$10 o US$20 del suelo, se revende al propio Estado peruano a precio internacional, hoy en la línea de US$80.
El lote V ofrecido por Perupetro a la empresa privada es marginal. Apenas produce unos 105 bpd, frente a los 5.307 bdp de las plataformas marinas del Z2B, prometido a Petroperú. En cambio, queda la incertidumbre por el Lote VI/VII que, de cumplirse la bipartición sugerida por Perupetro, tendría que repartir sus 3.563 bpd entre dos contratos, uno solo de ellos afín al Estado peruano.
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Estos tres lotes (V, VI, y VII) vencen contrato este año. Pero, en 2024, culmina el más grande, el Lote X, operado por la china CNPC. Sus más de 10.000 bpd son evaluados como inyección clave para la NRT, con una capacidad de refinación de 95.000 bpd. De recibir exitosamente y multiplicar la producción de los lotes que expiran este 2023, Petroperú podría aspirar también a explotarlo. Las decisiones se tomen este año podrían virar el curso de la industria energética local.
Para nadie es un secreto que Petroperú afronta dificultades financieras. Precisamente, la puesta en operación comercial de la NRT dotará a la petrolera -responsable de empujar los precios de los combustibles a la baja frente a su único competidor, Repsol- un margen de ganancia que le permita reflotar su situación.
La propia agencia Fitch ha reconocido, en su reciente informe de marzo, que esta mejora para Petroperú se hará evidente hacia el tercer trimestre del 2023, luego de un periodo de pérdidas operativas debido al consumo de petróleo durante el inicio del arranque gradual y la depreciación de los equipos que, poco a poco, va recibiendo la estatal.
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Esta depreciación va al “Estado de Ganancias y Pérdidas” como un costo y disminuye la utilidad. No obstante, en opinión de Aurelio Ochoa, ninguna previsión optimista será útil si antes el Gobierno peruano no define su propia estrategia de promoción de hidrocarburos, a través de Perupetro.
“Esto, a ojos del mundo petróleo, no solo al interior del país, repercute de forma negativa, porque este aparente doble discurso genera desconfianza en las políticas energéticas del Estado peruano. Primero se dice una cosa, y al final Minem y Perupetro contribuyen a seguir ahuyentando nuevas inversiones en el sector”, sentencia.
Compromiso. En febrero de este año, el presidente del directorio de Petroperú, Carlos Vives, dijo que la petrolera no tendría problemas en asumir toda la cuenca de Talara.
Pozos. Con una producción contabilizada en 10.000 bpd, el Lote X, operador por la estatal china CNPC, es el más grande de Talara. Su contrato expira en 2024.
Renta. Minem estima utilidades anuales por más de US$1.000 millones en toda la cuenca noroeste.