El exministro de Economía y Finanzas y profesor del CENTRUM PUCP, Kurt Burneo conversó con La República sobre el plan de reactivación económica que viene ejecutando el Gobierno y su postura sobre tomas como una nueva reforma de pensiones y el controversial fallo del Tribunal Constitucional (TC).
— ¿Considera que se están dando las condiciones para dinamizar la inversión privada?
— Está claro que el Gobierno, fundamentalmente a través del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), está haciendo una serie de esfuerzos, para poder mejorar las expectativas, que es un determinante fundamental de lo que es la inversión privada. Y en ese sentido, entiendo que el MEF ha planteado un conjunto de medidas de reactivación económica, que parte de cosas bastante razonables. El MEF plantea tres pasos para poder incrementar la inversión privada. Uno, lo que es la recuperación en términos de promover la adquisición de maquinaria y equipos, el tema de materiales de construcción y acero. La segunda parte tiene que ver con la reactivación del empleo y la tercera está en mejorar las condiciones de consumo.
— ¿Se va por la ruta adecuada?
— Cuando uno mira la agenda del MEF por el lado del corto plazo, cuál es el estado de situación de estos esfuerzos de reactivación, uno encuentra, por ejemplo, en el caso de Impulso Perú, que el Congreso ya ha aprobado el 90% de las medidas propuestas. Lo cual es una gran ventaja, ya que las medidas tendrán un impacto de 0,8% sobre el PBI para el 2023. En segundo lugar, el programa Con Punche Perú, por lo menos el Congreso ha aprobado el 50% de las medidas y eso va a tener un impacto de 1,2% sobre la economía. Y el tercer aspecto que conforma la agenda de corto plazo del MEF está en la delegación de facultades que se han obtenido. Es decir, son más auspiciosos los elementos que configuran la reactivación.
— ¿Por qué la economía sigue creciendo a pesar de la agitación política y social?
— Yo creo que hay una suerte de resiliencia en la economía local que responde a varias fortalezas. Una de ellas, quizás la más importante, es la fortaleza fiscal. Las finanzas públicas han sido manejadas prudentemente en estos 20 últimos años y eso ha significado, por ejemplo, que teniendo un tope de déficit fiscal de 2,5% del PBI, el año pasado fue de 1,6%. Es decir, las finanzas públicas están en línea y sobrecumplidas respecto a la normatividad vigente.
— ¿Qué implica esa fortaleza?
Un país que tiene el déficit bajo control significa también que la deuda pública respecto al PBI va a tender a reducirse, significa que el país va a estar menos endeudado, será más solvente, y al serlo, el rendimiento de los bonos soberanos que expresan el riesgo, va a tender a reducirse con los meses.
— ¿Cómo vamos en recuperación del empleo?
— Hoy 7,8 trabajadores de cada 10 se emplean en el mundo informal, son subempleados. Pero eso responde a una estructura productiva donde los sectores que más crecen en términos relativos son poco intensivos en el uso de mano de obra. Estoy hablando del caso del PBI no primario. Que no nos sorprenda que si se sigue manteniendo esta tendencia, definitivamente vamos a tener un crecimiento que es pequeño. Podríamos crecer al 3% el próximo año, pero los impactos sobre el empleo formal definitivamente van a ser marginales. Cuando no hay empleo formal, la gente se busca, se inventa un puesto de trabajo. ¿Y eso qué va a significar? Que podríamos tener tasas de crecimiento del 3% en la economía, pero también un crecimiento del empleo un poco lejos de lo que necesitamos como economía para revertir el escenario.
— El Gobierno presentará su propuesta para un nuevo sistema pensiones. ¿Qué deberían incluir?
— Yo me pongo un paso atrás. Cualquier propuesta asociada a los sistemas previsionales en el Perú tienen un gran condicionante y es la informalidad del empleo. Si no se avanza en la formalización del mercado laboral, todo cambio en cuanto a lo que son los sistemas previsionales va a acoger a una parte marginal de los trabajadores. Pensar en una exitosa reforma del sistema previsional pasa por formalizar el mercado laboral.
— ¿Se debe poner en agenda el impuesto a la riqueza?
— Yo no estaría en desacuerdo, pero sí lo estaría con su implementación ahora. Cualquier cambio en la tributación puede ser contraproducente en el tema de recuperación de las expectativas. Primero que la economía se recupere. Es más, cuando la economía crece, simplemente por mecánica elemental la presión tributaria se va a incrementar. Lo que bien se puede hacer es gastar todas las balas en la reactivación y luego cuando estemos a velocidad de crucero, en cuanto a la presión, podríamos evaluar la pertinencia o no de modificaciones.
— ¿Cuál es su postura respecto a este fallo del TC que condonaría deudas tributarias?
— Yo considero que es un error del TC porque genera todo el incentivo del mundo para que los deudores tributarios puedan llegar hasta la última instancia (...) sencillamente porque no les va a costar nada, porque no hay intereses moratorios. El dinero tiene un costo en el tiempo, S/100 ahora no son lo mismo que S/100 dentro de un año. Eso también generaría la inducción para agentes económicos, personas naturales y jurídicas, que ahora están cumpliendo con sus obligaciones, se vean incentivados a no hacerlo. Se generaría un efecto de demostración negativa. Y eso definitivamente es malo para la recaudación.