Tras los dos años de pandemia, la actividad económica vinculada al sector turismo ha logrado recuperarse, al punto de que los vuelos a ciertas ciudades registran una ocupación superior al 70%. Asimismo, el área hotelera sube de manera progresiva, según Edmundo Lizarzaburu, profesor de la carrera de Administración y Finanzas de la Universidad ESAN.
A su criterio, en el marco del día mundial del turismo que se conmemora los 27 de setiembre, los programas como Reactiva Perú deben reformularse sobre una base de información que permita potenciar no solo las cadenas, sino el circuito turístico en su conjunto, y apuntar a activar diversos destinos con la finalidad de que haya al menos 10 o 15 destinos con gran potencial, no solo para que los peruanos podamos “viajar nacionalmente”, sino para incentivar a los visitantes extranjeros.
Dichos circuitos deberían conectar, por ejemplo, Chimbote con Trujillo y Chiclayo, así como Piura, Sullana, Talara y Órganos, o Punta Sal y Tumbes, entre otros.
“En realidad, los circuitos pueden ser muchos más, cada uno con un potencial no solo de mostrar maravillas de primer mundo (templos, restos y paisajes de todo tipo y con riqueza cultural, espiritual y energética inigualable), sino con la capacidad de generar empleo formal y constante. (Estos podrían) contar con la seguridad que se requiere, con precios que permitan repetir el paseo y que no solo sea un gasto de una vez por lo elevado de los costos de los servicios”, sostuvo.
Para ello, es crucial no solo la promoción gastronómica, sino también una buena infraestructura vial y seguridad para llegar a estos destinos en tiempos óptimos y excelentes condiciones, así como una garantización del abastecimiento de la red eléctrica y la presencia policial.