Las mujeres destinan el 21,4% de su tiempo a la realización de actividades productivas no remuneradas, según un estudio realizado por el Centro de Investigación en Liderazgo Socialmente Responsable, Mujer y Equidad de Centrum PUCP. Con ello, no solo tienen una menor disponibilidad de horas para la realización de actividades personales en comparación con los hombres, sino que también evidencia que cuentan con una menor oportunidad para participar de actividades productivas remuneradas en comparación con los hombres.
“En promedio, las mujeres destinan diariamente casi dos horas más (1.3 horas) que los hombres al conjunto de actividades, es decir, al trabajo productivo remunerado, productivo no remunerado y a la realización de diversas actividades personales”, señala Beatrice Avolio, Directora del Centro de Investigación en Liderazgo Socialmente Responsable, Mujer y Equidad de Centrum PUCP.
En términos semanales, esta brecha equivale a 9.29 horas, es decir las mujeres destinan un 6.3% más de tiempo en las diversas actividades con relación al hombre.
Sabemos que en la labor de una madre nada es blanco o negro, sin embargo, en este mes representativo es importante poner en contexto la realización de actividades no remuneradas que realizan las mujeres para buscar oportunidades que permitan su inserción en la actividad económica del país y a generar herramientas para fortalecer y desarrollar capacidades de las mujeres en el Perú.
La teoría indica que el trabajo no remunerado es aquel que no considera pago -monetario- a cambio de una labor. Dentro de estas, podemos reconocer limpiar, cocinar, cuidar niños y/o adultos mayores, entre otras actividades del día a día que en su mayoría son realizadas por las mujeres en mayor proporción.
Este tipo de trabajo ha sido romantizado, lo que ha sido nocivo porque naturaliza el mal llamado “amor de madre”: llegar luego del trabajo a seguir trabajando en los quehaceres del hogar.
Respecto a este punto, Avolio comenta que, en todas las edades y sectores sociales, las mujeres se ocupan más de las actividades de cuidado y del hogar, además de mantener trabajo remunerado y la realización de diversas actividades personales. Asimismo, agrega que se ha encontrado un incremento de la autoexigencia en las mujeres más jóvenes. Esto podría traer potenciales consecuencias en su salud física y mental.
Finalmente, las actividades no remuneradas como lo es el trabajo doméstico, usualmente invisibilizada, impacta en dos aspectos. Por un lado, en una mayor intensidad de la jornada laboral para la mujer y; por otro lado, en una precarización de su autonomía económica puesto que es más difícil insertarse en el mercado remunerado y potencialmente permanecer en él.