Debido a la crisis de la COVID-19 se estima que cerca de 350.000 estudiantes de educación superior abandonen su formación (hasta 35% en universidades y 30% en institutos). Ante este panorama, el especialista en Gestión y Negocios de Cibertec, Ángel Arteaga, explica que esto puede afectar la remuneración que perciban y la productividad de las empresas.
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Si bien la oferta de trabajadores en el país crece con la pandemia – agrega – la mayoría de estudiantes que buscan los recursos necesarios para cubrir las necesidades de su hogar y formación no están calificados para un puesto, por lo que es posible que se les pague menos.
''Si las personas que contratan aún no han terminado su formación, es posible que su desempeño en el puesto que ocupen no sea el óptimo. Eso podría reducir la productividad del negocio'', acota Arteaga.
Así, el especialista considera que el Estado puede implementar subsidios para costear, como mínimo, la mitad de una pensión en una universidad o un instituto privado.
Además, deben trabajar de la mano con estas instituciones para conocer cuántos de sus estudiantes han desertado y qué perfil tienen para, según ello, brindarles el apoyo correspondiente.