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La historia de Terry Fox, el joven que cruzó corriendo casi todo Canadá con una sola pierna

Se cumplen 40 años de la ‘Maratón de la Esperanza’, proeza dirigida a recaudar dinero para la lucha contra el cáncer, mal que le quitó la vida un año después.

El 12 de abril de 1980 inició una de las carreras más significativas no solo en la historia del deporte, sino también en la de Canadá. Sin embargo solo un reducido número de personas lo sabía en ese momento. Ni siquiera el propio Terry Fox, autor de la misma, tenía pensado el revuelo que causaría. Él solo buscaba una cosa, abrir corazones.

Terry Fox era un muchacho como cualquier otro, pero tenía dos cosas que lo hacían resaltar: una idea que parecía imposible y una voluntad de hierro para poder hacer de ese sueño una realidad. Tras perder la pierna derecha por el cáncer, se propuso recaudar fondos para la investigación de esta enfermedad corriendo a través de todo Canadá. El resultado: más de 10 millones de dólares en recaudación, una fundación con su nombre y un mensaje de esperanza que, 40 años después, sigue calando hondo en el pueblo canadiense.

Tenacidad imparable

Terrance Stanley Fox era un muchacho canadiense que había eliminado la palabra ‘no’ de su diccionario. Considerado muy bajo y débil para jugar basquetbol en su escuela, Terry optó por ser el primero en llegar al gimnasio y ser el último en irse. En su último grado de estudios, ya era el capitán del equipo.

Esa voluntad infranqueable sufrió su peor revés cuando solo tenía 17 años. Un dolor en la rodilla derecha lo llevó al médico, quien le dio la terrible noticia. A Terry le diagnosticaron un osteosarcoma (un tipo de cáncer al hueso) y la amputación de su pierna era inevitable para salvar su vida.

Su mundo pareció derrumbarse, la pérdida de su pierna derecha y los 16 duros meses que duró su tratamiento con quimioterapia lo terminaron preparando mentalmente para lo que venía. Tres semanas después de ser dado de alta, Terry ya usaba una pierna ortopédica para correr y ganaba campeonatos nacionales de basquetbol en silla de ruedas. Sin embargo, su estancia en el hospital le hizo abrir los ojos a una realidad que no tenía comprendida en un inicio. Terry veía jóvenes que llegaban con pocas esperanzas y que no soportaban el tratamiento. El bajo rango de sobrevivientes a su enfermedad le hizo saber que algo tenía que hacer.

"No podía irme sabiendo que esas caras y esos sentimientos seguirían existiendo, aunque me liberase de los míos. En algún lugar el dolor debe acabar. Creo en los milagros, debo hacerlo", reza la carta con la que Terry le informó a todo un país su pretensión de correr a través toda Canadá para recaudar fondos en pos de la investigación para curar este mal.

La carrera del alma

Terry y su amigo Doug tomaron como inspiración la historia de Dick Traum, quien corrió una maratón con una sola pierna. La diferencia es que Terry tendría que correr una maratón todos los días, por varias semanas, hasta completar el recorrido que meticulosamente trazaron.

Sin prensa ni mucho más apoyo que una camioneta con la que Doug registraría la carrera, Terry inició su recorrido. Alrededor de 42 kilómetros al día era la meta para mantener el ritmo deseado, entre 22 km a 26 km en las mañanas y 16 km a 19 km en la tarde.

Poco a poco, la 'locura’ de este muchacho de 21 años comenzó a llamar la atención de los medios y las comunidades. Empezó a brindar entrevistas y hacerse conocido, no obstante, lo que venía recaudando no estaba dentro del rango deseado.

Todo cambió a su llegada a Ontario. Terry fue invitado a dar el ‘play de honor’ en un partido de fútbol americano. Rápidamente se convirtió en una celebridad local, pasó de escuchar el sonido de los claxon que lo obligaban a apartarse de la carretera, a ser recibido por multitudes de personas que se veían tocadas por tenacidad. Ya no tenía que dormir en el vehículo que lo acompañaba, pues encontraba posada en cuanta comunidad pisaba.

Terry Fox.

Pero esto no borraba las dificultades. Terry tuvo que correr bajo la lluvia varias veces , incluso tuvo que soportar una tormenta de nieve. A esto se le debe sumar el dolor que le provocaban las ampollas que comenzaron a aparecer en el muñón de su pierna, lo que hacía más difícil la hazaña. Es muy recordado el falso artículo que un diario propagó, en el cual se decía que Terry no había pasado corriendo por Québec. Esto lo desmoralizó mucho.

Las apariciones públicas lo distraían de su principal objetivo y su nuevos status de celebridad lo abrumaba. A pesar de todo, Terry seguía con su recorrido: en ese momento sentía que lo hacía no solo por los pacientes de cáncer, sino que se lo debía al país entero.

El 1 de setiembre de 1980, un dolor en el pecho sumado a una dificultad para respirar lo llevó a buscar apoyo médico. Su mayor temor se hizo realidad y al día siguiente le anunció al país en una conferencia de prensa, al borde de las lágrimas, que su cáncer había vuelto y que la carrera había llegado a su fin.

Un legado imborrable

Terry Fox abandonó la maratón después de 143 días y 5373 kilómetros recorridos. Tras varios meses de lucha constante, Terry falleció el 28 de junio de 1981, un mes antes de cumplir los 23 años.

No obstante, el mensaje ya estaba enviado. Apenas terminó la carrera, una teletón televisiva recaudó 10 millones de dólares canadienses más que se sumaron al millón y medio que él había conseguido en su hazaña. Todo fue destinado a la Sociedad contra el Cáncer de Canadá.

La 'Maratón de la Esperanza', como Fox llamó originalmente a su carrera, se convirtió en un evento anual, una maratón que no busca ganadores y que puede ser corrida a pie, en bicicleta, en silla de ruedas y por personas de todas las edades. Existen carreras con su nombre en 60 países y la Fundación Terry Fox ha recaudado más de 600 millones de dólares canadienses a lo largo de su historia.

En cuanto a su memoria, innumerables estatuas lo colocan como uno de los grande héroes de su país. Pero lo que lo hace grande es que cambió la visión de toda una nación en torno a la prevención del cáncer y al valor de los paradeportistas. Un chico con una sola pierna pudo tocar millones de corazones y ese es su legado más importante.

Terry Fox.