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¿Quién fue Segisfredo Luza, el psiquiatra que pasó de ser asesino a decano de Psicología en la UNFV?

Segisfredo Luza pasó a la historia como un hombre polémico y mediático por asesinar al pretendiente de su paciente y amante, su trabajo en psicosociales para Juan Velasco Alvarado, y presuntos vínculos con Vladimiro Montesinos. Descubre aquí su historia.

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Segisfredo Luza fue un personaje que sonó mucho en la década de los 70. Foto: Composición / Caretas

El nombre Segisfredo Luza no suele despertar mayor atención en las nuevas generaciones, pero la historia reciente del país agradecería que más personas conozcan el caso de su controversial vida. Autodenominado como el “padre de los psicosociales en el Perú”, Luza Bouroncle es recordado principalmente por dos hechos: el asesinato del joven Fares Wanus y su rol como asesor en el Gobierno de Juan Velasco Alvarado.

La premisa de la historia de Segisfredo Luza funcionaría perfectamente como gancho para una obra de ficción: un hombre que nació con una mente brillante en Arequipa y que luego se graduaría como primero de su promoción de Medicina en la UNSM, haría un doctorado en Alemania y se terminaría volviendo mediático por asesinar al pretendiente de su paciente-amante y por ser considerado la mente maestra detrás de operaciones gubernamentales. ¿Quién fue el psiquiatra ‘celoso’?

Segisfredo Luza tuvo como maestro al reconocido Honorio Delgado, quien lo llevó al hospital Larco Herrera. Foto: Caretas

Segisfredo Luza, el psiquiatra prodigio

Segisfredo Manuel Luza Bouroncle nació el 7 de noviembre de 1928 en Arequipa. La crónica “Doctor Sombra” de Ghiovani Hinojosa relata que el “padre de los psicosociales” peruano mostró importantes dotes de inteligencia desde muy chico. Sus logros académicos mencionados anteriormente eran presagiados desde que leía extractos completos de la obra de León Tolstói a los cinco años y daba clases a niños mendigos a los trece.

El propio Luza contó en una entrevista a Caretas en 2004 —año en que cumplía medio siglo como psiquiatra— que, originalmente, había querido ser gastroenterólogo y cirujano, pero de la primera se sintió decepcionado y para la segunda no le daban las manos. No obstante, buscó y conoció al icónico Honorio Delgado —en ese entonces director del Larco Herrera—, le contó su vocación y, tras leer “Psicopatología general” de Karl Jaspers, como se lo pidió, fue reclutado en el hospital y comenzó ahí su formación como psiquiatra.

Segisfredo Luza era un hombre muy destacado dentro de quienes ejercían la profesión de psiquiatría. Foto: Archivo Lima Antigua

Incluso con todas las cosas turbias conocidas de su vida, ni su más ávido detractor niega que —para bien o para mal— Segisfredo Luza era un capo. En 1958 fue reconocido por una elogiada conferencia llamada “En torno a la fama y la notoriedad personales”, escribió ensayos psicológicos en la revista Caretas y a lo largo de su vida publicó varios libros. Más allá de todo eso, pocos pueden jactarse de haber logrado manipular al presidente del Perú a través de una carta de puño y letra para ser indultado, y de hacer que un país entero ‘olvide’ un asesinato que cometió.

El “corte transversal” de la vida de Segisfredo Luza

Como él mismo lo denominó en la entrevista, el conocer a su amante y posteriormente asesinar al pretendiente de esta fue el “corte transversal” que interrumpió de golpe su vida. En diciembre de 1964, cuando atravesaba un buen momento de su carrera profesional, Segisfredo Luza tuvo como paciente a una joven llamada Martha Vértiz. No imaginaba que este encuentro sería el inicio de una tragedia

Martha Vértiz, la amante de Segisfredo Luza. Foto: Caretas

Con 12 años menos que él —un hombre casado y con tres hijas pequeñas—, Martha era una estudiante de artes plásticas que fue llevada por su madre al consultorio por un ataque de histeria. Ella no quería casarse con su primo, una persona que ella no amaba pero que era avalada por toda su familia. A lo largo del tratamiento, ambos lograron conectar, y se siguieron viendo tras haberla liberado del problema.

Las crónicas del caso cuentan que Segisfredo Luza había caído en una relación monótona con su esposa Teresa de Rávago y que Martha Vértiz apareció como una persona que le daba frescura a su vida. Tras un episodio en el que la joven casi se suicida porque su prometido la había forzado a tener relaciones, ella se lo confesó al psiquiatra, y aquello fue lo que consolidó su relación.

Los “celos” del psiquiatra

Segisfredo Luza le había prometido a Martha Vértiz que se divorciaría de su esposa, pero con el paso de los meses esto nunca sucedió. Esto le causó frustraciones y la desgastó, al punto de querer parecerse a Teresa de Rávago porque se convenció de que él no la quería. Todo esto desencadenó en que, en septiembre de 1966, Luza tenga el encuentro con la mancha oscura de su vida: el joven Fares Wanus.

Segisfredo Luza y su primera esposa, Teresa de Rávago, con quien tuvo tres hijas. Foto: Caretas

Como presidente de la Sociedad Peruana de Psicología, Segisfredo y su esposa habían sido invitados a un congreso mundial de psiquiatría por un mes en Madrid. Cuando regresó, Luza le trajo un regalo y llamó a Martha para invitarla a salir, pero ella lo sorprendió con la noticia de que había conocido a un hombre que sí la quería. Aquello fue el inicio de una indagación profunda del psiquiatra a este rival en el amor.

Tras una serie de investigaciones y angustias, el 13 de octubre de 1966 fue el fatídico día en el que Segisfredo Luza logró llevar a Fares Wanus a su consultorio para “darle una pintura que Martha le había pedido”. En lo que fue —según él mismo— una “perturbación anímica que le hizo perder la razón”, Luza asesinó a Wanus de quince disparos cuando esperaba desprevenido sentado en un escritorio. El protagonista de la historia se entregó ahí mismo a la Policía y fue sentenciado a ocho años de prisión en abril de 1971.

Fares Wanus y Martha Vértiz. Foto: Caretas

Segisfredo Luza y los psicosociales para el Gobierno de Juan Velasco Alvarado

Los peritajes psicológicos de Luza lograron atenuar su condena y lo salvaron de una potencial pena de muerte, pero de igual manera —gracias a sus habilidades— no tuvo que cumplirla en su totalidad. En julio de 1971, decidió no esperar un año más para pedir un indulto y le escribió una carta al presidente Velasco, quien resultó conmovido y le otorgó la libertad. “Fue mi primer psicosocial, sin duda alguna”, contó a Caretas.

Tras lograr su cometido, Velasco lo llamó para que se encargue de la Oficina Central de Información (OCI) y así planifique psicosociales para que el pueblo apoye a su Gobierno. Un ejemplo que él utilizó para explicar su trabajo —”saber persuadir”, como él mismo dijo— es hacer creer a la población que la gasolina costaría el doble cuando en realidad él ya tenía el conocimiento oficial de que el costo no se duplicaría. De esta forma, la gente estaría contenta porque no subió como esperaba.

Sigisfredo Luza se entregó a la policía tras asesinar a Fares Wanus. Foto: Caretas

Aunque varios periodistas afirman que Segisfredo Luza trabajó también para Vladimiro Montesinos en el SIN, él siempre negó esta versión. En la entrevista a Caretas dijo que su único contacto con Montesinos ocurrió cuando en 1995 le mandó un emisario para pedirle que elabore un plan para destrozar a Javier Pérez de Cuéllar. Sin embargo, contó que le pareció ofensivo, que lo mandó a rodar y que no fue coincidencia que meses después explotara una bomba por su casa.

A Luza se le atribuye ser la mente maestra detrás del psicosocial de la virgen que llora.

El último ‘psicosocial’ de Segisfredo Luza

Segisfredo Luza siempre quiso que el episodio con Martha Vértiz y Fares Wanus quede en el olvido. Se alejó de las entrevistas y temas que podrían “revivir” aquel incidente, y es muy probable que la mayoría lo recuerde más por sus psicosociales que por esa “turbulencia” de “indignación y de cólera”. El hecho que esté listado como decano la Facultad de Psicología en la UNFV en 1973 es un buen indicio de que esto resultó como él quería.

Un escrito de Segisfredo Luza sobre los juguetes y los niños. Foto: Archivo Lima Antigua

A partir de la década de los 90, Luza Bouroncle vivió en discreción y alejado de los medios. Tuvo una segunda esposa, con la que nació Alexander Luza Jáuregui, el último de sus hijos y quien dio a conocer su muerte el 28 de septiembre de 2012. El psiquiatra falleció a los 84 años en su casa en Cieneguilla, lejos de su exesposa Teresa y sus tres hijas, quienes alguna vez fueron su principal impedimento para no concretar su divorcio.

Su maestro Honorio Delgado consideró que debió ser filósofo por su disciplina y acierto, pero Luza supo dejar —nuevamente, para bien o para mal— una definición que ilustra lo que fue su carrera profesional y por la que, aparentemente, siempre pretendió ser recordado: “El dominio psicosocial es el control inteligente que el Gobierno debe ejercer sobre la ciudadanía”.