Por: Marco Zileri
En los próximos días, del 7 al 13 de octubre, se realizará la II Bienal de Arquitectura y Urbanismo de Lima y Callao (BiaLIMA 2023), en Lima. Los conferencistas y el público se movilizarán del Teatro Municipal al Teatro Segura, ida y vuelta, caminando. Jorge Ruiz de Somocurcio, decano del Colegio de Arquitectos del Perú-Regional Lima, la institución convocante, explica los alcances, expectativas y urgencia del trote.
-¿Quién viene a la Bienal de Arquitectura? ¿De dónde?
-La Bienal está trayendo a 14 especialistas del mundo en diferentes temas: medio ambiente, economía circular, sostenibilidad, vivienda social, desarrollo urbano. Constituirá el espacio de reflexión más importante en el país después de la pandemia. Imperdible. Está dirigido a estudiantes, arquitectos, funcionarios públicos. Habrá un foro de alcaldes. Está invitada la ministra de Vivienda. El evento lo inaugura el alcalde de Lima. El tema central: ¿cómo recomponer una ciudad en crisis? En el Colegio de Arquitectos del Perú sabemos que sí hay soluciones, señores, sí hay alternativas.
-Ejemplos.
-En Colombia, el presidente Juan Manuel Santos prometió construir 100.000 viviendas sociales al año y lo cumplió. Entregó 400.000 llaves al final de su mandato. ¿Cómo salió Medellín del fondo de la olla? La ciudad colombiana estaba desgastada a fines del siglo pasado por la violencia y el narcotráfico; acaba de competir como ciudad innovadora con Nueva York y París. Brillantes los ‘paisas’. México, un país tan violento, es el que más trabaja el tema de la vivienda social. España, cuyas ciudades eran muy pobres en los años de la posguerra, hoy tiene ciudades emblemáticas, como Bilbao, Madrid, Barcelona. Apostaron por renovarse, por reinventarse. Eso va a estar en la Bienal.
-Lima tenía 50.000 habitantes en 1950, 5 millones en 1995 y 10 millones en la actualidad. ¿Hasta dónde va a crecer Lima?
-Hasta donde los traficantes de tierras lo permitan. Ellos marcan el suelo, lo demarcan, lo venden, junto con las comunidades campesinas, que también son traferas, excepto que en el camino aparezca un príncipe azul o la ministra de Vivienda con una potente propuesta de atención a vivienda realmente social. Lo que están haciendo ahora no lo es. La presente es una política de vivienda social trucha, para sectores económicos medios. Este lío VIS (vivienda de interés social) es acerca de departamentos de US$100.000. Eso no es social. Lo social lo han invisibilizado. Mientras no aparezca un Estado realmente preocupado por los más vulnerables, vamos camino al despeñadero.
-¿Cuál es el crecimiento poblacional de Lima?
-Según el último Censo Nacional 2017, 1,3% o 130.000 habitantes por año. Cuando acabe esta entrevista, habrán nacido 10 peruanos más. A ese ritmo crecemos.
Crítico. Proyecto de Mivivienda Lima Bonita en San Bartolo. Foto: difusión
-Hay programas de vivienda social (Techo Propio, Mivivienda, Fonavi). ¿Por qué Lima tiene un déficit de 1.000.000 de viviendas?
-La oferta es muy pobre. Al año se hacen 20.000, o 30.000 casas, con suerte, cuando se necesitan 100.000.000. Si se construyesen 100.000 viviendas al año, en 10 años habríamos enfrentado parte del déficit. En este plan, tardaremos 30 años. Son horizontes inmanejables, desilusionantes.
-¿Cómo alcanzar a las masas?
-Tiene que haber suelo público, suelo social, suelo subsidiado. Eso implica expropiar cuando se tenga que expropiar o negociar con el privado para que ceda parte del suelo a cambio de zonificación. Tiene que haber una política intensiva del suelo público. Porque el suelo público entregado como subsidio es el que permite que haya vivienda social. Sin suelo público no hay vivienda social, porque el suelo es muy caro.
-Entretanto, la ley de la selva…
-La ley del arenal, en todo caso.
-En el 2030 vence el plazo de cumplimiento de las Metas del Milenio. Entre los 17 objetivos está el de “lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean seguros, inclusivos, resilientes y sostenibles” (objetivo 11). ¿Estamos lejos o cerca de cumplir con el mandato?
-Lejísimos. La pandemia lo puso en evidencia. Las ciudades no son ni seguras, ni sostenibles, ni sensibles, ni humanas. Sin embargo, hay esperanza. En el mundo hay ciudades que reaccionaron mejor que otras frente a la pandemia y están estableciendo una nueva normativa urbana. Eso va a estar en la Bienal.
La ministra de Vivienda, Hania Pérez de Cuellar, reveló esta semana en Radio Exitosa que la Superintendencia de Bienes Nacionales ha identificado 33 terrenos a nivel nacional —unas 30.000 hectáreas— donde construir proyectos de vivienda de interés social para 200.000 personas.
En Lima se han identificado varios terrenos, dijo la ministra, pero solo cuatro tienen acceso al agua. Una vivienda social sin servicios de saneamiento y electricidad no es una opción. Pérez de Cuéllar sostuvo que el problema de vivienda debe ser visto con un enfoque territorial.