Las batallas de Rocky son legendarias, pero aún más increíble es la historia de superación que Sylvester Stallone nos cuenta fuera del ring. Desde sus créditos de apertura, la primera película nos muestra que no estamos ante un relato de acción sino dramático. Los verdaderos golpes los da la vida y el protagonista rechaza quedarse tendido en su lona.
Nadie pega más fuerte que esta. “Es capaz de arrodillarte a golpes y someterte (...) pero no importa lo fuerte que golpeas, sino lo fuerte que pueden golpearte. Y lo aguantas mientras avanzas. Hay que soportar sin dejar de avanzar, así es como se gana”, nos dice el personaje, a sus 60 años, sobre el éxito de los improbables vencedores.
Si las imágenes de la saga quedaron inmortalizadas y sus canciones se volvieron himnos, sus diálogos se las ingeniaron para calar en nuestra alma. Se trata de una obra modesta, pero emocionalmente poderosa e inspiradora. Todo gracias al protagonista, el underdog que se convierte en héroe incluso fuera de pantalla.
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Desde su concepción hasta sus intenciones, la nobleza ha sido el semblante característico de “Rocky”. Si las secuelas se encargaron de agrandar lo épico y empequeñecer su espíritu, es otro cuento de hadas. No obstante, aún en estas, siempre hay un momento para la ternura, el llanto y la motivación que convirtió la película original en un éxito.
Para su creación, Sylvester Stallone se inspiró en la pelea de box entre Muhammad Ali y Chuck Wepner. En solo tres días realizó el guion, pero atravesó varios obstáculos para llevarlo a la pantalla grande: el boxeo ya no era tema popular para el cine setentero, las productoras rechazaron su propuesta que era más cruda y realista, el joven actor estaba desempleado y se vio obligado a vender a su mascota Butkus porque no podía alimentarlo.
“Cuando tenía 26 años estaba quebrado y no sabía hacia donde iba mi vida. Tenía un par de pantalones, unos zapatos con agujeros y sueños de llegar tan alto como el sol (…) Pero tenía a mi perro Butkus, mi mejor amigo, mi confidente. Siempre se reía de mis bromas y supo aguantarme”, detalló a través de Instagram.
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Contra todo pronóstico, Stallone tuvo una oportunidad en un millón al igual que su personaje luego de que Chartoff-Winkler Productions apostó por su historia. Pese a ello, el rodaje tampoco fue sencillo; sin embargo, se las ingeniaron para convertir sus limitaciones en virtudes. Con solo 28 días, inversión mínima, salarios bajos y desprovista producción, la película “Rocky” sorprendió al mundo y fundó una franquicia de millones de dólares.
“Apollo Creed contra el Semental Italiano. Parece el título de una maldita película de monstruos”, dijo el personaje de Carl Weathers y no se equivocó. Su arrollador éxito fue producto de un esfuerzo sobrehumano. “Si tú sabes lo que vales, ve y consigue lo que mereces”, clama Rocky y Stallone lo hizo: volvió realidad el sueño.