Netflix ha tenido un paso exitoso en anteriores entregas de los premios Oscar. Para la ceremonia de este año, el gigante del streaming ha apostado por historias muy diferentes, pero llenas de estrellas. De ese modo, El poder del perro, dirigida por la ganadora del Oscar Jane Campion, está encabezada por Benedict Cumberbatch junto con Kirsten Dunst.
En tanto, No miren arriba, del reconocido cineasta Adam McKay, destaca por su reparto, en el que Leonardo DiCaprio y Jennifer Lawrence son sus protagonistas, mientras que los roles secundarios están en manos de Meryl Streep, Timothée Chalamet, Jonah Hill, y más.
Ambas propuestas mencionadas anteriormente vienen con el sello de calidad que pueden aportar no solo sus actores, sino también por el renombre de sus respectivos realizadores. Por su parte, La hija oscura no se queda atrás, pues es el aplaudido debut de Maggie Gyllenhaal como directora.
La hija oscura es el debut de Maggie Gyllenhaal como directora. Foto: Netflix
Protagonizada principalmente por la aclamada actriz Olivia Colman, The lost daughter nos aproxima a Leda Caruso, una profesora y traductora de 48 años que va de vacaciones a una encantadora isla griega. En su búsqueda por paz y tranquilidad, la mujer es arrastrada a la estruendosa llegada de una extensa familia.
Dentro del grupo de ruidosos recién llegados, Leda se ve atraída por la cercana relación entre Nina y su hija Elena. En medio de la confusión por la pérdida de la pequeña, la protagonista ensimismada encuentra en la muñeca que robó su nexo con el tortuoso pasado que la persigue.
Caruso ve en Nina y Elena un reflejo de los retos que ella vivió en su etapa de maternidad en sus veinte. Sin embargo, pronto se declara a sí misma una “madre antinatural” por haber abandonado a sus propias hijas, Martha y Bianca, y luego volver por el mero hecho de extrañarlas.
La hija oscura es una de las películas más populares en Netflix Perú. Foto: captura de Netflix
La hija oscura se construye a través de flashbacks con la versión joven de Leda interpretada por Jessie Buckley. Es justamente con estos constantes saltos entre el pasado y el presente con los que Gyllenhaal pone sobre la mesa cuál es el contexto frente al actuar de su papel principal. No la juzga ni la justifica, el espectador tiene la decisión.
El uso de estos —emocionalmente agotadores— recuerdos no resta al hilo conductor de la narrativa; de hecho, aporta muchísimo a enriquecer la historia de tal manera que se podría considerar que no solo es un equilibrado trabajo, sino que es la mejor opción. Incluso, sin temor a la pretensión, la Leda de Buckley aporta los toques perfectos de actuación y eleva la labor de Colman. No se disminuyen, se complementan.
El personaje de Dakota Johnson (Nina) es sutil, pero sublime. Se incluye en lo necesario y aun así brilla gracias a su constante pedido por alguien que la comprenda, intervenciones que calzan perfectamente con la figura de Leda.
La hija oscura presenta una trama que deconstruye lo usualmente fomentado por la sociedad respecto a la maternidad. Es, en sustancia y materia, un vívido retrato lleno de matices, que observa y no decepciona.