La carrera espacial ha tomado un giro inesperado con el ascenso de China como una potencia clave en el cosmos. Con la estación espacial Tiangong como su mayor logro, el país asiático amplía sus capacidades tecnológicas y lidera una nueva era de colaboración internacional en el laboratorio orbital. La estructura, cuyo nombre significa "Palacio Celeste", se proyecta como el único laboratorio operativo en el espacio después del retiro de la Estación Espacial Internacional (EEI) en 2028.
Mientras que Estados Unidos redirige sus esfuerzos hacia las misiones lunares con el programa Artemis, China ha invertido intensamente en su programa espacial. En los últimos años, ha logrado hitos como alunizar en la cara oculta de la Luna y explorar Marte. Ahora, con Tiangong, apunta a consolidarse como líder en la exploración espacial, atraer talento internacional y desafiar la hegemonía estadounidense en el cosmos.
La estación espacial Tiangong representa el punto culminante de los esfuerzos de China en tecnología espacial. Diseñada para ser ensamblada en órbita, comenzó operaciones en 2021 con un solo módulo, pero ha evolucionado rápidamente. Actualmente, cuenta con tres módulos completamente operativos que soportan experimentos en condiciones de microgravedad, educación científica y estudios medioambientales. Se prevé que para 2030 duplique su capacidad con un total de seis módulos.
Entre sus características destacadas se encuentra un brazo robótico de última generación, que asiste en tareas de mantenimiento y operaciones extravehiculares. Además, la plataforma está equipada para colaborar con otros países en experimentos científicos y misiones conjuntas. Además de expandir las capacidades de China en el espacio, la infraestructura también abre sus puertas al mundo, invitando a otros países a participar en sus investigaciones.
Originalmente concebida para operar durante diez años, su vida útil se ha extendido a quince, lo que asegura su presencia como el único laboratorio orbital durante varios años tras el retiro de la EEI. Expertos estiman que la estación será el epicentro de la investigación espacial en las próximas décadas.
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El desarrollo de la Tiangong refleja una estrategia deliberada para posicionar a China como un líder en la exploración espacial. Con Estados Unidos centrado en proyectos lunares y promoviendo la participación privada en estaciones espaciales, China ha encontrado un nicho para consolidarse como el único país con una estación orbital operativa a nivel estatal.
La exclusión de China de la EEI debido a los lazos militares de su programa espacial ha impulsado a la nación asiática a desarrollar su propia infraestructura. Este veto ha sido una oportunidad para que el país demuestre su autosuficiencia y sus avances tecnológicos. Además, con la Tiangong, China está desafiando la idea de que la exploración espacial es dominio exclusivo de Estados Unidos y sus aliados.
La invitación formal a otros países para unirse a las actividades de la Tiangong refuerza su imagen como un actor dispuesto a cooperar internacionalmente. Lin Xiqiang, subdirector de la Agencia Espacial Tripulada de China, ha enfatizado que la colaboración se basa en principios de igualdad y beneficio mutuo. Esto contrasta con la estrategia estadounidense de delegar la investigación orbital en empresas privadas, que priorizan el lucro sobre el intercambio científico global.
La tripulación actual de la Tiangong, compuesta por tres astronautas a bordo de la nave Shenzhou-19, acaba de marcar un hito con el paseo espacial más largo registrado en la historia de China. Durante nueve horas, los astronautas Cai Xuzhe y Song Lingdong realizaron tareas críticas como la instalación de protecciones contra desechos espaciales y la inspección de dispositivos. Este tipo de operaciones prueba la capacidad de la Tiangong para ejecutar misiones avanzadas con tecnologías de punta.
Song Lingdong, de tan solo 34 años, se ha convertido en el primer astronauta chino nacido en la década de 1990 en participar en una caminata espacial. Además de las misiones extravehiculares, los astronautas realizarán experimentos científicos durante su estancia de seis meses. Los experimentos incluyen estudios de materiales, biotecnología y física de fluidos en microgravedad, los cuales tienen aplicaciones tanto en la Tierra como en futuros viajes interestelares.