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Ciencia

Descubrimiento sorprendente en una playa de Brasil: científicos encuentran un animal inmune a los microplásticos

El estudio, liderado por la zoóloga Flávia de França, analizó más de 5.629 organismos en la playa de Cupe, en Brasil. Solo una especie mostró resistencia ante partículas de plásticos. La estructura de su aparato de alimentación podría ser la clave.

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Los animales microscópicos inmunes a la ingesta de plástico presentaban algunas partículas adheridas a su cuerpo. Foto: Frank Fox

Un equipo de científicos en Brasil ha logrado un hallazgo que se consideraba muy poco probable: encontraron a un animal inmune a los microplásticos. Las partículas diminutas, que se forman a partir de la degradación de objetos plásticos, están en prácticamente todos los ecosistemas, en la actualidad. Diversos estudios evidencian su dispersión en el océano y su ingesta por organismos marinos. Sin embargo, al parecer, no ha afectado a una criatura.

La investigación, liderada por la zoóloga Flávia de França de la Universidad Federal de Pernambuco, se llevó a cabo en la playa de Cupe, en Ipojuca, Pernambuco. De los sedimentos marinos, extrajeron alrededor de 5.629 organismos diferentes, incluyendo nematodos, tardigrados y gusanos. Los resultados, publicados en la revista científica PeerJ, mostraron que solo una especie no había ingerido microplásticos.

¿Cuál es el animal inmune a los microplásticos?

En un experimento, se introdujeron microplásticos en tanques que replicaban su entorno natural. Los resultados mostraron que todos los organismos, excepto los tardígrados, habían ingerido microplásticos, lo que indica una resistencia única de estos invertebrados.

De acuerdo al estudio, la explicación está en la anatomía de los tardígrados. "La ausencia de ingestión de MP por parte de Tardigrada probablemente se relaciona con la estructura de su aparato de alimentación, que incluye un tubo bucal con un estilete utilizado para perforar y succionar en lugar de ingerir organismos presa enteros", se indica en la publicación.

No obstante, es importante señalar que existen alrededor de 1.300 especies de tardígrados, y no todas podrían compartir la inmunidad. Asimismo, los expertos precisaron que si bien estos animales no presentaban evidencias de ingesta de microplásticos, el 54% contenía partículas adheridas a sus cuerpos.

Los tardígrados son considerados animales muy resistentes. Foto: Proyecto Agua / Flickr

Microplásticos en el ecosistema marino

Los microplásticos, fragmentos de menos de 5 milímetros, han invadido casi todos los organismos vivos, desde plantas hasta humanos. Llegan al océano a través de la descomposición de productos plásticos y son fácilmente ingeridos por animales marinos, lo que plantea serias preocupaciones sobre la salud de la cadena alimentaria.

Su presencia en el ecosistema marino puede tener efectos significativos en la cadena alimentaria. A medida que los organismos más pequeños son consumidos por depredadores, la concentración de microplásticos y sustancias químicas asociadas aumenta en animales más grandes. Ello afecta la salud de los organismos marinos y, en última instancia, de los humanos que consumen mariscos y peces.

La contaminación por microplásticos es un desafío global. En 2022, la ONU aprobó una resolución para redactar un tratado sobre contaminación plástica. Iniciativas como The Ocean Cleanup están desarrollando tecnologías para eliminar plásticos de los océanos antes de que se fragmenten en microplásticos, mientras que se investigan materiales biodegradables como alternativas a los plásticos tradicionales.

Investigaciones sobre la resistencia de los tardígrados

La investigación sobre la resistencia de los tardígrados a los microplásticos está en curso. Los científicos están explorando adaptaciones fisiológicas, como la proteína CAHS-8, que podría ser clave para su supervivencia en condiciones extremas. Estos estudios podrían ofrecer información valiosa sobre cómo interactúan con los microplásticos y otros contaminantes.

Los tardígrados desempeñan un papel crucial en el ecosistema marino al actuar como depredadores de microorganismos, regulando así sus poblaciones. Además, su respuesta a contaminantes puede servir como un indicador de la calidad del agua y del suelo, lo que los convierte en un elemento clave para el monitoreo ambiental.