El equipo de la Universidad Nicolás Copérnico de Torun, en colaboración con el arqueólogo sueco Oscar Nilsson, logró en 2022 desenterrar una historia inquietante. Zosia, como la conocen los lugareños, fue hallada en un cementerio sin identificar en Pien, al norte de Polonia. Los investigadores descubrieron su esqueleto con una hoz de hierro afilada posicionada sobre el cuello y un candado triangular sujeto al pie, elementos utilizados en la época para impedir que los “vampiros” resucitaran y causaran estragos. La reconstrucción de su rostro, realizada mediante técnicas avanzadas de modelado, busca devolverle la humanidad que las leyendas le habían arrebatado.
La reconstrucción facial fue un esfuerzo conjunto entre la Universidad Nicolás Copérnico de Torun y Oscar Nilsson, un arqueólogo sueco experto en técnicas de modelado facial. Foto: NTV
En agosto de 2022, el equipo de la Universidad Nicolás Copérnico de Torun se topó con un hallazgo que dejó sin palabras al profesor Dariusz Polinski. Los restos de Zosia fueron encontrados en un estado inusual: una afilada hoz de hierro descansaba sobre su cuello, lista para decapitarla si osaba levantarse de la tumba, mientras un candado aseguraba su pie al suelo. Estas prácticas eran comunes en el siglo XVII, cuando las comunidades rurales de Polonia se enfrentaban a un ambiente dominado por supersticiones sobre el vampirismo.
Se cree que Zosia tenía entre 18 y 20 años al momento de su muerte, hace aproximadamente 400 años, en el siglo XVII. Foto: LUKASZ CZYZEWSKI
Magdalena Zagrodzka, miembro del equipo de investigación, destacó la importancia de un tocado de seda tejido con hilo de oro o plata encontrado en el cráneo de Zosia, una evidencia de su estatus social elevado. "Esto indica que no se trataba de una persona ordinaria", explicó Zagrodzka, señalando que las creencias en vampiros no discriminaban entre clases sociales. La tumba número 75 del cementerio de Pien se convirtió en un símbolo de cómo el miedo a lo desconocido moldeó rituales funerarios extremos.
La reconstrucción facial de Zosia fue una tarea meticulosa. Oscar Nilsson, experto en técnicas de modelado, utilizó una réplica impresa en 3D de su cráneo, basada en datos de ADN y estudios forenses detallados. "Capa por capa, músculo por músculo, fuimos devolviendo forma a un rostro que llevaba 400 años sin ser visto", comentó Nilsson. La estructura ósea de Zosia reveló que probablemente tenía entre 18 y 20 años al momento de su muerte, y que pudo haber sufrido de problemas físicos y mentales, lo que pudo haberla hecho parecer “extraña” a los ojos de sus contemporáneos.
Su esqueleto fue descubierto con una hoz de hierro afilada sobre el cuello y un candado triangular en el pie, medidas tomadas para prevenir su resurrección. Foto: LUKASZ CZYZEWSKI
Las técnicas de reconstrucción facial con impresión 3D han permitido capturar detalles que devuelven a Zosia su dignidad humana, borrando la imagen monstruosa que se había tejido en torno a su figura. El uso de ADN extraído de sus restos permitió establecer aspectos cruciales como la etnia y posibles características físicas, mientras el modelado en arcilla permitió a los científicos crear una representación realista de su rostro. Este proyecto no solo ofrece una visión impactante de cómo se usaban las supersticiones para tratar lo inexplicable, sino que también nos conecta con las historias personales que subyacen bajo capas de mito y leyenda.