Astrónomos de la Universidad de Múnich (Alemania) y del Instituto de Astrofísica de Canarias (España) han creado un modelo por computadora con datos tomados del telescopio Hubble y el Spitzer para ver cómo el agujero negro supermasivo al centro de la galaxia de Andrómeda, vecina de la Vía Láctea, se alimenta de materia. Los resultados han vuelto a poner en evidencia la fuerza desmedida de estas deformidades del espacio-tiempo.
La simulación del comportamiento del agujero negro supermasivo de Andrómeda, también llamada Galaxia Espiral M31 o Messier 31, recrea la actividad del monstruo cósmico durante los últimos 100 millones de años. Para conseguirlo, los astrónomos pusieron atención en la información obtenida desde el espectro infrarrojo y la luz visible. Lee la siguiente nota para enterarte de más.
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El agujero negro al centro de M31, galaxia más conocida como Andrómeda, arrastra partículas en forma de corriente a años luz de distancia. Solo para darnos una idea: la luz recorre el vacío a una velocidad de casi 300.000 kilómetros por segundo. Entonces, un año luz es la distancia que han viajado los fotones durante 365 días.
Como consecuencia de la acumulación de materia, su disco de acreción, la estructura en forma de anillo con gas y polvo, creció decenas de pársecs de ancho —uno de ellos equivale a 30,9 billones de kilómetros—, según datos de los telescopios Hubble y Spitzer.
"Este artículo investiga la formación, estabilidad y papel de la red de filamentos de polvo/gas que rodea el núcleo M31. La proximidad de M31, 780 kpc, nos permite visualizar con gran detalle la morfología, el tamaño y la cinemática de los filamentos en gas ionizado y polvo", escribieron los científicos en el estudio publicado en The Astrophysical Journal.
El tamaño del agujero negro supermasivo de Messier 31 alcanza la medida de 230 millones de masas solares. Los observatorios de la Tierra han podido registrar sus efectos por sus rayos X y Gamma, radiación de luz visible. En contraste, Sagitario A*, su homólogo en la Vía Láctea, solo suma 4,1 millones de masas solares.
Estas labores científicas responden a una iniciativa del Instituto de Astrofísica de Canarias, Parsec, que estudia "múltiples longitudes de onda de las galaxias más cercanas", según la web del centro académico. También se dedican a investigar el origen del polvo y los gases de las galaxias activas, así como las "manifestaciones más energéticas de los agujeros negros: chorros y puntos calientes".
Visualización del agujero negro supermasivo al centro de la galaxia de Andrómeda. Foto: X/IAC Astrofísica
La galaxia de Andrómeda y la Vía Láctea, nuestro vecindario cósmico, chocarán dentro de 4.500 millones de años, poco antes de que el Sol se expanda y se convierta en gigante roja, dentro de 5.000 millones de años. Aunque falta mucho tiempo para esta fusión, las capas externas de los dos conjuntos de estrellas ya han empezado a tener contacto a merced de la gravedad.
Esta mezcla de galaxias dará lugar al sector del universo observable que se conocerá como 'Lactómeda' o 'Milkomeda'. Las dos vecinas, no obstante, seguirán en una danza interminable a lo largo de 6.000 millones de años a partir de su colisión.
Ubicación de la galaxia Andrómeda en la parte derecha. Se destaca por sobre las estrellas individuales. Imagen: Stellarium / La República
Pese a que Andrómeda se ubica a 2.500 millones de años luz de la Tierra, ocupa en el cielo la mitad de ancho que una Luna llena, tal y como lo calculó la NASA.