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Ciencia

“Fósil viviente”: se revelan los secretos del árbol que sobrevivió a la era de los dinosaurios

Científicos analizaron la genética de este misterioso árbol y descubrieron por qué ha permanecido idéntico desde hace 66 millones de años.

El pino de Wollemi es apodado como "fósil viviente" debido a que se mantiene casi inalterado desde el Cretácico. Foto: Future Three Health

En 1994, David Noble, un guardaparques australiano, paseaba junto a dos colegas suyos por el Parque Nacional Wollemi, un santuario natural situado al oeste de Sidney (Australia), cuando descubrió, oculto en un cañón, un extraño conjunto de árboles que jamás había observado. Interesado por conocer si se trataba o no de una nueva especie, recogió un par de hojas de sus ramas y se las llevó a un botánico que trabajaba en la reserva.

Inmensa fue la sorpresa para Noble y la comunidad científica cuando se descubrió que el árbol pertenecía a una especie que existe desde el Cretácico, cuando los dinosaurios poblaban la Tierra, hace entre 145 y 66 millones de años, y cuya última evidencia en el registro fósil databa de hace 2,5 millones de años.

El árbol fue bautizado como Wollemia nobilis o pino de Wollemi. También se ganó el apodo de “fósil viviente”, ya que permaneció morfológicamente idéntico desde la época de las grandes bestias. Fue uno de los redescubrimientos más importantes del siglo pasado en la rama de la botánica.

Los pinos de Wollemi fueron redescubiertos tras 2,5 millones de años en un cañón al oeste de Sidney, en Australia. Foto: referencial

Ahora, a dos décadas de su redescubrimiento, un equipo de científicos de Australia, EE. UU. e Italia ha decodificado su genoma y ha resuelto el misterio de cómo este árbol prehistórico consiguió sobrevivir todos estos milenios. Sus hallazgos se publican en un estudio que se encuentra alojado en la plataforma bioRxiv.

El secreto de su supervivencia

Para comprender cómo sobrevivieron los pinos de Wollemi hasta la actualidad, resulta necesario profundizar en su genética y su forma de reproducción, tanto la antigua como la actual.

El genoma del pino de Wollemi, compuesto de 26 cromosomas, contiene una cifra de 12.200 millones de pares de bases: cuatro veces más la cantidad de las que contiene el genoma humano, estimado en 3.000 millones.

La explicación del gran tamaño de su genoma se debe a la inusual abundancia de transposones (también llamados genes saltarines), que son tramos de ADN que pueden cambiar su posición dentro del genoma, provocando o revirtiendo mutaciones y alterando la evolución del organismo.

El pino de Wollemi, conocido por su nombre científico Wollemia nobilis. Foto: Better Homes and Gardens

Los expertos aseguran que, en los pinos de Wollemi, los transposones podrían haber inducido mutaciones dañinas, ocasionando que se reduzca su población y, más tarde, sumado a otros factores de estrés, a obligarles que cambien su forma de reproducción para sobrevivir.

De ese modo, habría pasado de reproducirse sexualmente a asexualmente, es decir, mediante clonación, una característica que también explicaría su extremada baja diversidad genética entre sus individuos.

"En el 99% de los casos, las mutaciones probablemente no sean una buena idea. Sin embargo, durante millones de años, el 1% que ayuda puede hacer avanzar a la especie. En este caso puede haber sido una pequeña ventaja”, afirmó Gerald Schoenknecht, director del Programa de Investigación del Genoma de Plantas de la Fundación Nacional de Ciencias, quien no participó en la investigación, a Live Science.

"El genoma de la planta más pequeño y el genoma de la planta más grande tienen casi la misma cantidad de genes. Las grandes diferencias de tamaño generalmente provienen de transposones", sostuvo el experto.

El pino de Wollemi es apodado un "fósil viviente" debido a que se encuentra idéntico desde el Cretácico. Foto: Madison University

En peligro de extinción

Actualmente, los pinos Wollemi se encuentran en peligro de extinción, con menos de 60 adultos silvestres vivos en la región de las Montañas Azules. Estos ejemplares se encuentran divididos en cuatro pequeñas poblaciones, en un área de 10 kilómetros cuadrados, que están protegidas de la invasión del ser humano.

Un mayor riesgo al peligro de extinción también se debe al mayor clima cálido y seco de los últimos tiempos, una situación que, acentuada por el cambio climático, hace que su entorno sea más vulnerable a los incendios forestales.