Existe la tendencia de hablarles de manera distinta a los perros. Los tonos de voz varían, así como las expresiones, de una forma muy parecida a cuando se le habla a un bebé. Si bien las respuestas de los infantes a esta manera de hablar han sido objeto de numerosas investigaciones, los efectos en los canes eran desconocidos hasta ahora.
Un equipo de científicos conformado por neurólogos y especialistas en la conducta animal realizó estudios de resonancia magnética para estudiar cómo los perros procesan el habla dirigida hacia ellos. Encontraron que, en efecto, los cerebros de los canes eran más receptivos a la prosodia (así se denomina a esa manera de hablar acentuada y con variación de tonalidades). A la vez, se halló que su sensibilidad para recibir mensajes aumentaba cuando se trataba de voces femeninas.
“Estos hallazgos muestran que la corteza auditiva de los perros, al igual que la de los bebés humanos, es sensible a las propiedades acústicas del habla dirigida a compañeros que no hablan”, se indica en el estudio, publicado en la revista Nature.
Los cerebros de los perros son más sensibles a la prosodia. Foto: Pexels
Para el estudio, se expuso a perros entrenados en pruebas de resonancia magnética aplicadas ante cuatro estímulos distintos: discurso dirigido a adultos (ADS), discurso dirigido a perros (DDS), discurso dirigido a bebés (IDS) y silencio. Cada uno de ellos fue reproducido con voces masculinas y femeninas.
Los estímulos se presentaron dentro de intervalos de escaneo de 8 segundos de duración. Foto: Nature
A partir de ello, los resultados arrojaron que los cerebros de los perros eran más sensibles a "condiciones con prosodia exagerada (es decir, DDS e IDS), especialmente cuando lo hablaban mujeres", se indica en el documento.
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Según la investigación, la mayor sensibilidad del cerebro de los perros ante el habla pronunciada por mujeres puede deberse a dos posibles factores. Uno de ellos es por una sensibilidad antigua en el reino animal vinculada con una mayor atención ante sonidos de tonos altos.
La otra explicación se remonta al proceso de domesticación de los perros y señala que, durante estas épocas, es probable que los individuos sensibles a la prosodia tenían más probabilidades de permanecer cerca de los humanos. “Paralelamente, los dueños recompensan a los perros a diario, mientras utilizan una prosodia dirigida al perro que amplifica esta sensibilidad neuronal durante la vida de los perros”, detalla la publicación.