Perú podría ser sede de un terremoto de gran magnitud, tarde o temprano. ¿Por qué? Un área específica a lo largo de la convergencia entre las placas tectónicas de Nazca y la Sudamericana, ubicadas en el litoral peruano, han estado acumulando energía que no ha sido liberada desde el año 1746, cuando sucedió un gran sismo de magnitud 8.8.
Por esa razón, el Instituto de Geofísica del Perú (IGP) pronostica que un evento telúrico de una magnitud similar tendrá que ocurrir en el país de todas maneras, ya que los que le han sucedido en dicho territorio siempre han sido de una magnitud menor a 8.
Aunque no se sabe cuándo será este 'megaterremoto', con ayuda de los satélites GPS y otras tecnologías de monitoreo, los sismólogos de esta institución ya conocen con exactitud qué provincias del país son las que tienen más riesgo a ser el epicentro del sismo, cómo se sentirá en la superficie y qué consecuencias podría causar el fenómeno.
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A lo largo de toda la costa peruana, existen diversas zonas de acoplamiento sísmico que podrían desatar un sismo de gran magnitud. Estas son áreas donde las placas tectónicas no pueden desplazarse con normalidad y la fricción entre ellas ha formado protuberancias que, con el tiempo, liberarán energía en forma de sismos.
Sin embargo, de todas ellas, la más peligrosa se encuentra justo al frente de las provincias de Lima e Ica, en un área que va desde Huacho hasta Pisco, y es la que estaría asociada al inminente terremoto de 8.8.
Mapa de acoplamiento sísmico a lo largo de la costa peruana. Foto: IGP
Pese a que en los últimos 277 años en la costa central han ocurrido otros sismos potentes, toda la energía sísmica no ha sido liberada, dado que la escala de magnitud momento es logarítmica. Es decir, la cantidad de energía producida por un sismo de gran magnitud es muy superior a la de uno menor.
Como señala el Laboratorio de Sismología de la Universidad de California en Berkeley, se necesitarían alrededor de 32 sismos de magnitud 5, 1.000 de magnitud 4 o 32.000 de magnitud 3 para equiparar la cantidad de energía producida por un temblor de magnitud 6.
Considerando que han pasado 277 años desde el gran terremoto de la costa central, se pronostica que su repetición puede ser tan devastadora como el que sucedió en febrero de 2023 en Turquía y Siria, en el que el silencio sísmico era mayor a 300 años.
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La intensidad con que una persona experimenta un sismo, así como los daños que pueden sufrir las edificaciones en la superficie, depende del tipo de suelo sobre el que uno se encuentra.
Los suelos de arena, arcilla o relleno son los más peligrosos, ya que en dichos territorios el nivel de sacudimiento del suelo es mucho mayor porque las ondas sísmicas se amplifican.
Según el IGP, en la provincia de Lima, el terremoto de 8.8 producirá un nivel de sacudimiento del suelo por encima de los 500 cm/s² en Lima Metropolitana, entre 700 y 900 cm/s² en el Callao, y hasta de 1.100 cm/s² en Ventanilla.
Para tener una idea de estos valores, basta conocer que, durante el terremoto de Pisco (2007), los suelos de la ciudad de Ica alcanzaron en promedio un valor máximo de 400 cm/s², mientras que en Lima ese valor fue de 80 cm/s².
Una mujer sentada en la fachada de su casa derrumbada durante el terremoto de Pisco de 2007. Foto: AFP
En tanto, durante los terremotos de Chile (2010) y Japón (2011), los suelos de algunas ciudades alcanzaron una aceleración máxima de 900 cm/s² y 1.200 cm/s², respectivamente.
Según el IGP, el sismo de 8.8 provocaría por lo menos 200 réplicas en un lapso de 10 horas. Estas sucederían con 3 minutos de diferencia y dos de ellas serían de magnitud 7.5 y 8.8, resaltan los expertos.
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Según el último informe del Centro Nacional de Estimación, Prevención y Reducción del Riesgo de Desastres (Cenepred), con fecha de diciembre de 2020, ante un terremoto de 8.8, el 76% de la población de Lima y Callao se encontraría en un nivel de riesgo muy alto, lo que se puede traducir en aproximadamente siete millones de personas afectadas y cerca de dos millones de viviendas en riesgo de colapsar.
En la siguiente tabla, elaborada por dicha institución luego de analizar los tipos de suelo, la densidad poblacional y los niveles económicos de cada distrito, se puede observar el nivel de riesgo para las viviendas y la población de ambas provincias.
Riesgo sísmico en Lima y Callao. Los puntos rojos indican muy alto riesgo; los anaranjados, alto riesgo, y los amarillos, bajo riesgo. Foto: Cenepred (2020)
En cuanto a los daños que podría causar un potencial tsunami derivado del terremoto, el Cenepred ha determinado que los números de viviendas y de población en riesgo en todo Lima y Callao serían aproximadamente 74.700 y 256.000, respectivamente.
En ese escenario, los distritos más afectados serían el Callao, Ancón, Chorrillos y Lurín.
Cabe recordar que los sismos no matan personas. Estas solo pierden la vida por el colapso total o parcial de sus viviendas, las cuales no soportan el nivel de sacudimiento del suelo. Por esa razón, la prevención es nuestra mejor defensa frente a la naturaleza.