En 1977, la NASA lanzó las sondas Voyager 1 y 2 para explorar el sistema solar exterior y lo que hay más allá de este vecindario cósmico. Ambas naves, que en la actualidad se encuentran en el espacio interestelar y continúan enviando datos a la agencia espacial, llevan consigo un disco de oro con saludos en diversos idiomas, sonidos del planeta, fotografías y música.
El motivo de que lleven todo este contenido radica en que, meses antes del lanzamiento, el astrónomo y divulgador Carl Sagan presidió un comité científico para enviar un mensaje de la humanidad a cualquier civilización extraterrestre que encontrara las naves, de seguro ya obsoletas, en cientos o miles de años.
En los discos, cuya cubierta tenía instrucciones para encontrar nuestro planeta, se grabaron saludos en 56 idiomas; 21 sonidos de animales, la naturaleza y la actividad humana; 115 imágenes del planeta, los mundos vecinos y guías de nuestras ciencias; así como 27 piezas musicales de diferentes culturas y épocas.
El comité eligió dos piezas musicales originarias del Perú. Una de ellas, recopilada por la Casa de la Cultura, se llama "Roncadoras y tambores". En ella se oyen los mencionados instrumentos tocados por un conjunto de músicos de Áncash durante la tradicional celebración de los carnavales.
La otra es la llamada "Canción de boda", interpretada en quechua por una adolescente huancavelicana cuya identidad nunca fue revelada. La letra expresa el lamento de una menor de su edad que se va a casar. Fue grabada en 1964 por el músico estadounidense John Cohen, quien falleció en 2019 sin poder identificar a la autora.
Se espera que las sondas Voyager se acerquen a otro sistema planetario recién dentro de 40.000 años. Antes o después de ello, una especie que haya desarrollado los viajes interestelares debería ser capaz de encontrar estas reliquias y reproducir estas muestras preciadas de la cultura andina.