Aunque cada vez son más los países que relajan sus medidas contra la COVID-19, el coronavirus SARS-CoV-2 no da tregua, ya que continúa circulando entre nosotros y mutando en ese proceso. Así, ha dado origen a versiones un poco más expertas en evadir la inmunidad adquirida por las vacunas y las infecciones previas.
Actualmente, todas ellas son descendientes de la variante ómicron, por esa razón, se las conoce técnicamente como subvariantes. Pese a que no están generando olas de contagio preocupantes como la ocasionada por la variante ómicron original, las autoridades sanitarias continúan vigilando las características particulares de estas subvariantes.
En esta nota te contamos todo lo que se sabe hasta ahora sobre las más recientes ‘hijas de ómicron’, sus síntomas que generan y quiénes se encuentran más protegidos contra ellas.
Un paciente japonés se realiza una prueba de detección de COVID-19. Foto: AFP
Los virólogos han nombrado a estas subvariantes de ómicron BQ.1, BQ.1.1, XBB y XBB.1. Al igual que su progenitora, todas ellas destacan por su alta evasión inmunológica, lo que les ayuda a transmitir y reinfectar más fácilmente a las personas.
BQ.1 y BQ.1.1. son descendientes directos de ómicron BA.5., una subvariante que, a mediados de año, se volvió predominante en varios países del mundo, incluido el Perú. Según la Organización Mundial de Salud, BA.5 es el patógeno padre del 95% de las versiones de ómicron.
En Estados Unidos, BQ.1 y BQ.1.1. comenzaron a ganar terreno el pasado mes de octubre, pero ahora ya son las responsables del 35% de las nuevas infecciones en dicho país. Asimismo, se estima que para inicios de 2023, BQ.1 podría convertirse en la variante dominante en las naciones de la Unión Europea, informa el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades.
XBB y XBB.1, por otro lado, son versiones híbridas entre dos descendientes de ómicron BA.2.
XBB fue apodada por varios portales de comunicación como “la variante pesadilla” cuando se registró un aumento de hospitalizaciones en Singapur. No obstante, esa cifra descendió de manera significativa a finales de octubre.
No. Hasta la fecha, no hay pruebas de que las cuatro subvariantes de ómicron mencionadas generen síntomas nuevos ni que la enfermedad de COVID-19 sea más grave a comparación de su progenitor.
Así, los síntomas más comunes continúan siendo la secreción nasal leve, el dolor de cabeza y el dolor de garganta, los cuales pueden confundirse con una gripe, especialmente en invierno. No obstante, dichos malestares pueden agravarse durante el proceso de la enfermedad.
Con estas nuevas subvariantes, los adultos sanos tienen más probabilidades de infectarse, especialmente si en los últimos 4 o 6 meses no se han enfermado de COVID-19 ni han recibido una vacuna de refuerzo.
El informe más completo hasta ahora sobre cómo la inmunidad derivada de la vacuna y la infección previa nos protege contra estas hijas de ómicron fue dirigida por el Dr. David Ho, director del Centro de Investigación ADARC en la Universidad de Columbia. Según Times, sus resultados fueron presentados en un simposio de dicha institución y reportaron la siguiente protección según el esquema de vacunación o infección previa:
Esquema de vacunación / Infección previa de COVID-19 | Protección contra BQ.1 y BQ.1.1 a comparación del ómicron original | Protección contra XBB y XBB.1 a comparación del ómicron original |
Vacunación completa + dosis de refuerzo (3 vacunas de ARNm) | 37 y 55 veces menor | 70 veces menor |
Vacunación completa + doble dosis de refuerzo (4 vacunas de ARNm) | 43 y 81 veces menor | 145 y 155 veces menor |
Vacunación completa + refuerzo específico contra ómicron | 24 y 41 veces menor | 85 veces menor |
Vacunación completa + dosis de refuerzo + infección con BA.2 | 20 y 29 veces menor | 103 y 135 veces menor |
Vacunación completa + dosis de refuerzo + infección con BA.5 o BA.4 | 13 y 31 veces menor | 86 y 96 veces menor |