En la vida cotidiana solemos decir que los días en la Tierra duran 24 horas. A eso le llamamos un día solar, este es el tiempo aproximado en que el planeta tarda en completar un giro de 360 grados, tomando como punto de referencia al Sol.
Pero esa duración no es del todo correcta, ya que la rotación de la Tierra nunca es constante debido a que otros cuerpos como el astro rey y la Luna influyen en dicho movimiento. Por eso, a veces experimentamos días un poco más largos y otros más cortos.
En todo caso, el ser humano no puede percibir esa pequeña diferencia de minutos, segundos o milisegundos, por lo que es más sencillo decir que nuestros días tienen 24 horas y no, por ejemplo, que tienen 23 horas y 56 minutos. Esto es un día sideral, el cual toma como punto de referencia a una estrella lejana y, por ende, fija en el firmamento.
Ahora, no todos los planetas vecinos giran a la misma velocidad a la que lo hace la Tierra. Según la NASA, la duración de los días en los ocho planetas del sistema solar es la siguiente:
Mientras que la fuerza de gravedad explica que los planetas giran alrededor del Sol (el cuerpo más masivo), para entender la rotación de dichos objetos celestes debemos remontarnos hace unos 4.500 millones de años atrás.
Por entonces, el sistema solar comenzaba a formarse a partir de una nebulosa, explica Jacinta Den Besten, física de la Universidad de Melbourne, en una nota de The Conversation. Dicha nebulosa estaba compuesta por polvo y gas que ya giraban a ‘cierta velocidad inicial’, conocida como el movimiento angular.
Ahora, cuando los fragmentos de dicha nebulosa comenzaron a acoplarse en objetos cada vez más grandes, estos conservaron ese movimiento angular y esa es la razón por la que los planetas siguen girando hasta ahora.
En esa línea, los planetas jovianos (Júpiter, Saturno, Neptuno y Urano) conservan más ese ‘impulso inicial’ que los del sistema solar interior (Mercurio, Venus, Tierra y Marte). Por esa razón, también sus días son más cortos, porque giran más rápido.