En los últimos meses, las autoridades sanitarias de al menos 11 países han reportado un aumento de casos de una extraña hepatitis que está afectando a varios niños.
Según la OMS, los sucesos han sido detectados en Estados Unidos, España, Dinamarca, Irlanda, Noruega, Italia, Países Bajos, Israel, Francia, Bélgica y Reino Unido, donde está el mayor grueso de reportes: 114 niños enfermos por esta causa desde enero de 2022, según una última actualización de la Agencia de Seguridad Sanitaria de dicho país (UKSHA, por sus siglas en inglés).
La infección hepática no solo desconcierta por la aceleración de casos entre infantes, sino principalmente porque se desconoce su origen (no se relacionan con los cinco tipos de hepatitis comunes) y porque puede complicarse y causar una inflamación grave del hígado, el órgano que ataca la enfermedad.
Tal es la gravedad que, según UKSHA, ocho niños han necesitado un trasplante de hígado a causa del daño hepático, cuando este tipo de operaciones son extremadamente raras en la población pediátrica. En tanto, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) informan de una situación similar en dos menores de Alabama, en Estados Unidos.
Aunque, por suerte, en ningún país se ha informado de algún fallecimiento, se trata de una preocupante alerta epidemiológica, aseguran los científicos.
Por esta preocupación, el jueves 21 de abril, los CDC emitieron un llamado a todos los profesionales de salud en el país norteamericano para responder a este problema de salud pública con mayor investigación. El asunto también ha recibido la misma atención por la Organización Mundial de la Salud.
Los síntomas de esta enfermedad inflamatoria no difieren mucho a los de las hepatitis A, B, C, D y E, que son dolor abdominal, vómitos, diarrea, ictericia (color amarillento de piel y ojos), picor en la piel, orina de color oscuro y heces poco pigmentadas.
Los casos se han reportado entre niños de 1 mes a los 16 años de edad, pero se estima que la mayor frecuencia ocurre en los infantes entre 11 meses a 10 años.
Los profesionales de salud no tienen una respuesta unánime sobre qué está originando esta inusual hepatitis, aunque algunos coinciden que el responsable es un adenovirus, posiblemente el adenovirus 51.
Esta familia de virus suelen causar diarrea, vómitos y resfriados en niños. Sin embargo, mientras no hay consenso, los profesionales también consideran otra serie de hipótesis.
En todo caso, se descarta que esta infección hepática sea de origen bacteriano, debido a que no genera fiebre durante la enfermedad, o un efecto secundario de las vacunas, ya que ningún niño enfermo había sido vacunado contra la COVID-19.
Mientras tanto, los expertos aconsejan continuar con todas las medidas sanitarias para evitar que los niños estén expuestos a infecciones.