Un nuevo estudio de la Universidad de Hong Kong, en China, ha concluido que la enfermedad de la COVID-19 causada por la subvariante de ómicron BA.2 es más grave en los niños menores de 11 años cuando estos no han sido vacunados o no han superado un contagio previo.
Si bien la investigación sugiere una mayor tasa de hospitalización y requerimiento de ventilación mecánica en esta población pediátrica, un dato alentador es que el riesgo de mortalidad no es mayor.
El artículo aún se encuentra en etapa de preimpresión, ya que no ha sido revisado por expertos independientes.
Los científicos chinos compararon los datos médicos de 1.147 niños menores de 11 años que fueron hospitalizados durante la ola de ómicron BA.2 (febrero de 2022) con los de aquellos de la misma edad que fueron hospitalizados a causa de variantes anteriores del SARS-CoV-2 (737 niños), y también por casos graves de parainfluenza y gripe en los cinco años anteriores a la pandemia de la COVID-19 (16.423 niños).
De los 1.147 niños hospitalizados por ómicron en Hong Kong durante febrero de 2022, cuatro de ellos murieron. Los menores no habían sido vacunados contra la COVID-19, y dos de ellos murieron de encefalitis e hinchazón en el cerebro.
El estudio concluyó que los niños tienen 18 veces más probabilidades de requerir una cama de cuidados intensivos con una infección de BA.2 que con variantes anteriores del SARS-CoV-2. Además, la letalidad de BA.2 fue más del doble que la gripe y aproximadamente similar a la parainfluenza.
Asimismo, los niños con BA.2 también presentaron más riesgo de padecer convulsiones febriles, inflamación cerebral y una complicación respiratoria denominada crup.
En cuanto a la tasa de mortalidad, por otro lado, aquellos menores hospitalizados con BA.2 tuvieron siete veces más probabilidades de morir que aquellos hospitalizados por influenza o parainflueza. Aun así, el riesgo de muerte continúa siendo mínimo: 0,35% (BA.2), 0,05% (influenza) y 0,04% (parainfluenza)
En ese sentido, el estudio determina que “la gravedad intrínseca de BA.2 no es leve, como lo demuestra la mortalidad y las complicaciones graves de los niños no infectados y no vacunados”.
En sus cuatro olas predecesoras, Hong Kong había contenido el número de contagio y muertes por coronavirus, gracias a su estricto protocolo sanitario llamado “COVID cero”. Este incluye políticas como los confinamientos de ciudades enteras, el aislamiento, el recurrente rastreo de infectados y una campaña de vacunación agresiva.
Sin embargo, ambas cifras se dispararon con la llegada de la variante ómicron (especialmente BA.2), que se transmite más fácilmente debido a su capacidad de evadir parte de la respuesta inmunológica brindada por las vacunas o la infección previa con otra variante.
Por esa razón, la ciudad enfrenta un desafío sin precedentes en su lucha contra la pandemia.