Desestimar a la variante ómicron del coronavirus solo porque su descontrolada tasa de infección se impone, por ahora, a su capacidad de matar a quienes lo contraen podría ser un error de altísimo calibre. Y dicha confusión se agravaría más aún si lo comparamos a otros linajes en desigualdad de condiciones.
Un estudio en etapa de preimpresión, publicado en medrxiv y elaborado en 5.144 pacientes en Sudáfrica, da a entender que el riesgo de hospitalización y muerte con ómicron es solo un 25% inferior al de delta, la hasta hace poco versión del SARS-CoV-2 predominante. Este dato, en una medida muy parecida, había sido anticipado mediante un informe del 22 de diciembre de 2021 entregado por el equipo de respuesta COVID-19 del Imperial College, con el liderazgo del profesor Neil Ferguson, miembro del Centro MRC para el Análisis Global de Enfermedades Infecciosas.
La razón por la que estamos resistiendo a la ola impulsada por ómicron, según el artículo científico, se asociada a la inmunidad adquirida por infección previa y la asistencia a las campañas de vacunación. Por ello, la virulencia se vio “intrínsecamente reducida”, como lo sugieren los resultados.
Primera foto que compara el número de mutaciones en la proteína S de delta y ómicron. Foto: Bambino Gesù
“En ausencia de inmunidad, ómicron podría ser tan grave como la variante ancestral (Wuhan)”, aclaran los investigadores, quienes tuvieron bajo las coordinaciones de la epidemióloga Mary-Ann Davies, proveniente de la Universidad de Ciudad del Cabo.
Y esto se hace evidente al revisar información de Cataluña, comunidad autónoma de España: 28 de cada 100.000 personas vacunadas de entre 60 y 69 años son las que han entrado a una unidad de cuidados intensivos (UCI), cantidad de afectados realmente baja.
Ricardo Gómez Huelgas, presidente de la Federación Europea de Medicina Interna, secunda al estudio sudafricano, pues en el Complejo Hospitalario de Málaga entre el 60% y el 70% de los ingresados en UCI no están vacunados.
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Ómicron sería más grave que variantes anteriores, como la alfa —50% menos mortal que la delta, según estudio de The Lancet Infectious Diseases—, destacó por su parte el médico Roby Bhattacharyya, del Hospital General de Massachusetts (EE. UU.).
“Todos los datos que he visto sugieren que, incluso en personas con inmunidad previa, la ómicron causará, en promedio, una enfermedad más grave que la gripe. Y, si tanta gente tuviera gripe en tan poco tiempo, se generaría una presión inimaginable en los hospitales. Nunca hemos visto nada con esta velocidad de propagación”, añadió Bhattacharyya. Hay que tomar en cuenta que solo el 60% de estadounidenses han recibido la dosis completa.
Ómicron es la última variante de la COVID-19 descubierta. Fue declarada como “variante preocupante” por la OMS. Foto: composición/Science Photo Library/Europa Press
Este martes 11 de enero, Maria van Kerkhove, jefa técnica de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la COVID-19, aseveró que el linaje ómicron no debe ser tratado como un simple resfriado, porque el SARS-CoV-2 todavía no alcanza la fase de endemia.
“Este estudio de Sudáfrica y algún otro coinciden en que la reducción de la virulencia intrínseca de ómicron podría ser moderada, lo que nos lleva a cuestionarnos si ómicron es la variante atenuada que todos quisiéramos para olvidarnos definitivamente de la pandemia”, comentó Isabel Sola, viróloga del Centro Nacional de Biotecnología (Madrid).
Según la investigadora, no podemos minimizar a esa versión del coronavirus, por lo que las vacunas siguen siendo el arma de primera línea para protegernos contra la COVID-19.