Al menos tres píldoras antivirales que podrían tratar el coronavirus se encuentran en ensayos clínicos y podrían ver la luz en solo meses, informó Carl Dieffenbach, director de la División de SIDA del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas del Departamento de Salud de los Estados Unidos, quien supervisa además el desarrollo de estos fármacos.
Entre los postulantes a este régimen a corto plazo de píldoras diarias están los medicamentos molnupiravir, PF-07321332 y AT-527, de las empresas Merck, Pfizer y Roche y Atea Pharmaceuticals, respectivamente.
De acuerdo con Timothy Sheahan, virólogo de la Universidad de Carolina del Norte-Chapel Hill y promotor de estas investigaciones, “los antivirales orales tienen el potencial no solo de reducir la duración del síndrome de COVID-19, sino también de limitar la transmisión a las personas en su hogar si está enfermo”.
En cuanto al molnupiravir, el director ejecutivo de Merck, Robert Davis, indicó este mes que la compañía está en la espera de los resultados del ensayo de fase 3 con poco menos de 2.000 personas, el cual consiste en tomar cuatro píldoras dos veces al día. Algunas de ellas son placebo y otras, el medicamento real. No obstante, Davis indicó que solicitará una autorización a la FDA “antes de fin de año”.
El fármaco de Pfizer, por otro lado, ha sido sometido a prueba combinada de fase 2 y fase 3, y los resultados se esperan para fines de año.
El tratamiento a través de fármacos es común en la ciencia y ya es utilizado para tratar otras infecciones como el hepatitis C y el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Entre los medicamentos, uno de los más conocidos es Tamiflu, una píldora empleada con el objetivo de acortar la duración de la gripe y reducir riesgos de hospitalización.
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El único fármaco antiviral que algunos países como México y Brasil autorizaron para pacientes con COVID-19 fue remdesivir, el cual se aplica mediante vía intravenosa a pacientes en estado crítico de la enfermedad. Sin embargo, la OMS desaconseja su uso a causa de insuficiente evidencia.
Las pildoras funcionan de diferentes formas según el tipo y pueden estar diseñadas para estimular el sistema inmunológico para combatir las infecciones, bloquear los receptores para que los virus no ingresen a células sanas y reducir la cantidad de virus activo en el cuerpo.
Cabe recordar que, al igual que los anticuerpos monoclonales, las píldoras antivirales no sustituyen a la vacunación, sino que serían otra herramienta más para luchar contra la COVID-19, señalan los científicos.