Del pangolín al tejón turón, pasando por la serpiente, la búsqueda del animal que transmitió el coronavirus al humano sigue abierta después del último estudio de expertos chinos y de la OMS, que no deja claro cuál actuó de vector en la enfermedad.
Los científicos acusaron rápidamente al murciélago de estar en el origen del coronavirus cuando surgió a finales de 2019.
Un estudio genético de la revista de la Academia China de las Ciencias, en enero de 2020, halló que el coronavirus, detectado en la ciudad china de Wuhan, estaba estrechamente relacionado con una variante que existe en murciélagos, que sería el “huésped nativo”.
Pero, de hecho, los murciélagos son huéspedes de muchas otras variantes del coronavirus.
Los científicos apuntan, sin embargo, que el covid-19 debe de haber sido transmitido por alguna otra especie, todavía no identificada, conocida como “huésped intermediario”.
Aunque el estudio de los expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) e investigadores chinos, al que tuvo acceso el lunes la AFP, considera “posible” una transmisión directa entre el murciélago y el hombre, se decanta por la teoría de que el virus se transmitió vía otro animal intermediario que aún no ha sido identificado.
Un estudio publicado poco después en el Journal of Medical Virology identificó a las serpientes como posibles intermediarias. Pero la hipótesis fue rápidamente descartada por otros expertos convencidos de que el vector es probablemente un mamífero, como en el caso del SRAS, que fue una civeta, un pequeño mamífero muy apreciado en China por su carne.
Investigadores en la Universidad de Agricultura del Sur de China señalaron en febrero de 2020 que el pangolín, un mamífero con escamas, en peligro de extinción, podría ser el “eslabón perdido” entre los murciélagos y los humanos.
Este insectívoro nocturno fue uno de los animales silvestres que se vendían en el mercado de Huanan en la ciudad de Wuhan, con el que se relacionan los primeros casos de covid-19.
A finales de febrero de 2020, un perro doméstico estuvo en cuarentena en Hong Kong tras dar “positivo leve” al coronavirus, después de que su dueño contrajera la enfermedad.
En los meses siguientes, se registraron casos de contagios en gatos y perros, aunque estos últimos fueron muy pocos, todos supuestamente infectados por sus propietarios.
También se reportaron casos de hurones y hámsters, así como tigres y leones en cautividad.
Pero, los científicos señalaron que estos animales domésticos, aunque estén contagiados, no pueden volver a infectar a los humanos.
Las sospechas también han recaído en los visones, que son criados por su valiosa piel.
El 20 de mayo, las autoridades holandesas dijeron que estos pequeños mamíferos podrían haber transmitido el coronavirus a un trabajador de una granja de visones en Holanda.
El 26 de mayo, la OMS sostuvo que los trabajadores holandeses, que supuestamente habían sido infectados por los visones, podrían ser los primeros casos conocidos de transmisión animal a humanos.
En otros países de la Unión Europea, como Dinamarca, Francia, Grecia, Italia, Lituania, España y Suecia, así como en Estados Unidos, se detectaron casos de COVID-19 en granjas de visones.
En julio, decenas de miles de estos animales fueron sacrificados en Holanda y cerca de 100.000 en una granja en Aragón, España.
El Gobierno danés ordenó a principios de noviembre el sacrificio de más de 15 millones de visones.
Copenhague advirtió que la mutación a través de los visones, conocida como “Grupo 5”, podría amenazar la eficacia de una futura vacuna.
El visón, el pangolín, pero también el conejo, el mapache, la civeta o el tejón turón. Hay una multitud de posibles “huéspedes intermediarios” en el último informe de los expertos chinos y de la OMS. Incluso mencionan otras hipótesis, como la transmisión a través de la carne congelada.