Citar la historia de la Tierra como una guía planetaria de habitabilidad y origen de la vida sería una limitación autoimpuesta, aunque aún no haya la suficiente información científica de los candidatos a ser ‘cunas biológicas’ distintas. El astrobiólogo Dirk Schulze-Makuch, de la Universidad de Washington, y los coautores René Heller, del Instituto Max Planck (Alemania), y Edward Guinan, de la Universidad de Villanova (Estados Unidos), establecieron en una investigación que hay planetas superhabitables fuera del sistema solar que “merecen más atención”.
“Podría haber regiones del espacio de parámetros astrofísicos de los sistemas estrella-planeta que podrían permitir que los planetas sean incluso mejores para la vida que nuestra Tierra”, argumentaron los expertos en un reciente estudio llamado “En busca de un planeta mejor que la Tierra: principales contendientes por un mundo superhabitable”, publicado en la revista Astrobiology.
Aquellos contendientes a ser calificados por la ciencia como ‘superhabitables’ son 24, están aproximadamente a 100 años luz de la Tierra y fueron observados por el Telescopio Hubble de entre 4.500 exoplanetas conocidos. Sin embargo, que sean habitables solo significa que tienen el potencial de desarrollar vida, mas no que ya exista.
El Telescopio Espacial Hubble fue bautizado en honor al astrónomo estadounidense Edward Hubble | Foto: NASA
“Es importante notar que un planeta puede ser habitable, pero sin vida, porque el origen de la vida nunca ocurrió. Esto podría deberse a que las limitaciones ambientales para el origen de la vida son mucho más estrictas que para la persistencia de la vida”, se aclara en el apartado 2 de la investigación astronómica.
Otro detalle crucial, según las descripciones del estudio, es determinar si los planetas poseen tipos de hábitats donde haya moléculas distintas al agua y el carbono, una hipotética forma de bioquímica alienígena —composición elemental de los seres vivos— basada en amoniaco, fósforo o silicio, por dar unos ejemplos.
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Para sostener la vida, los objetos astronómicos que orbitan estrellas deben estar a una distancia de 1 UA (una unidad astronómica), lo que en cifras correspondería a un promedio de 150 millones de kilómetros. Al menos tal conjetura está apoyada en nuestro caso, pues, precisamente, ese es el espacio que separa a nuestra Tierra del Sol.
No solo los planetas se apuntarían como candidatos a desarrollar vida. Si se da una ligera vuelta de tuerca, las lunas más cercanas a la gravedad del cuerpo celeste en el que orbitan también serían consideradas.
Zona habitable. Un mundo no debe estar tan lejos de su estrella ni tan cerca para evitar el calor extremo o los fríos perpetuos | Foto: Centro de vuelo espacial Goddard de NASA/Chris Smith
Según las mediciones preliminares de los investigadores, un planeta superhabitable ideal conformaría el entorno de estrellas enanas K —de masa similar al Sol— o M —enana roja más común en la Vía Láctea de masa y diámetro de la mitad del Sol—.
Comparado con la Tierra, el hipotético cuerpo celeste debería medir un 10% más, ser 5 °C más caliente, y presentar placas tectónicas y geología rica en minerales.
“Los planetas con hasta el doble de la masa de la Tierra podrían tener el potencial de superhabitabilidad. Sin embargo, investigaciones más recientes indican que muchos de los exoplanetas con dos masas terrestres son mini-Neptunos en lugar de planetas rocosos”, mencionan los especialistas en el artículo.
Un caso especial es el de Kepler-69c, en la constelación del Cisne, ubicado en la zona Ricitos de Oro a 2.700 años luz de nuestra dirección cósmica.
Kepler-69c comparado a otros planetas del sistema solar | Foto: NASA Ames / JPL-Caltech
La NASA informó que la órbita de Kepler-69c —descubierto en 2013— es parecida a la de Venus, por dar una vuelta alrededor de su astro luminoso cada 242 días. Aún no descubren si posee agua líquida en su superficie o si hay un océano que envuelva su corteza.