Una sonda espacial de la NASA detectó una gran llamarada saliendo del Sol el pasado 29 de mayo. Esta erupción, la más potente que se haya registrado desde 2017, provino de un nuevo grupo de manchas solares, lo que la agencia espacial ve como un “presagio” de un nuevo ciclo solar.
Las personas en la Tierra percibimos la apariencia del Sol como estable, pero los astrónomos se percataron de que en los últimos años su actividad había disminuido. Incluso se hablaba incluso de un “gran mínimo solar”, lo que era relacionado con épocas en que la Tierra enfrentó períodos fríos por la menor energía recibida del astro.
Dado que nuestra estrella es muy variable, atraviesa ciclos de 11 años, en los que alcanza su máxima actividad en la mitad del período y su mínima actividad al inicio y al final. Los astrónomos identifican estos comportamientos por las manchas solares, zonas oscuras donde hay campos magnéticos. A mayor cantidad de manchas, más explosiones de radiación, es decir, una mayor actividad solar.
En el ciclo solar de 1996 al 2006, nuestra estrella alcanzó su actividad máxima en 2001. Fuente: NASA.
Ahora, tras una prolongada ausencia de manchas solares, los científicos creen que estamos iniciando un nuevo ciclo que duraría hasta el 2030.
“Esta nueva actividad de manchas solares podría ser una señal de que el Sol posiblemente esté acelerando hacia el nuevo ciclo y que ya ha pasado por el mínimo”, indicó la NASA en un comunicado.
El fin de un ciclo y el comienzo de uno nuevo sucede como producto de los cambios en el campo magnético del Sol, cuyos polos norte y sur intercambian lugar —se invierten— al concluir cada ciclo. Estas fases del Sol conforman lo que también se conoce como Ciclo solar 25.
La llamarada solar se observa en la parte superior izquierda de la estrella. Fuente: NASA.
Aún así, precisaron que es difícil identificar cuándo ha iniciado un nuevo período. Las estimaciones de la Administración Nacional Océanica y Atmosférica en EE. UU. (NOAA) calcularon que el cambio de ciclo solar sería en abril de 2020, con un margen de error de hasta 6 meses antes o después.
La última llamarada solar detectada por la NASA fue clasificada en la categoría M, lo cual no presenta riesgo para la vida en la Tierra. Sin embargo, precisaron que una erupción lo suficientemente intensa puede perturbar la capa de nuestra atmósfera donde viajan las señales de GPS y comunicaciones, ocasionado apagones que nos dejaría ‘desconectados’ por cierto tiempo.