La mayor parte de la superficie de la Tierra está cubierta por océanos; y en estos, la vida florece con una abundancia insospechada. Sin embargo, su diversidad se ha ido perdiendo a medida que el hombre incursiona en los hábitats marinos, ya sea por pesca, turismo u otras actividades.
Este 22 de abril, se celebra el 50 ° aniversario del Día Mundial de la Tierra, una fecha histórica que llega en medio de la pandemia, una etapa que al mismo tiempo representa un alivio para los ecosistemas. Un ejemplo de ello son los avistamientos de animales marinos en lugares donde solo predominaban humanos, así como la caída de contaminación en el ambiente.
Este cambio inesperado no ha pasado inadvertido para los científicos como Octavio Aburto, que participó en el proyecto Pristine Seas, de National Geographic. El biólogo marino fue parte de la expedición en las profundidades del Archipiélago Revillagigedo (costas oeste de México), considerado uno de los últimos lugares “verdaderamente salvajes” del océano, debido a que su gran diversidad de especies y flora marina han permanecido prácticamente al margen de la actividad humana.
Archipiélago de Revillagigedo. Crédito: Nat Geo.
Para Aburto, las medidas de confinamiento a nivel mundial han sido una especie de “experimento forzado”, con los cuales se ha podido comprobar el efecto inmediato en la naturaleza debido al cambio en las acciones de las personas.
“Nos mostró que, si las sociedades y gobiernos se dan cuenta que los humanos pueden colaborar y construir un plan donde la biodiversidad terrestre y marina sea el centro, podríamos recuperar en muy poco tiempo la naturaleza que hemos perdido”, afirmó en una conferencia virtual por el Día de la Tierra, en la que participó La República.
En más de 25 años, Aburto ha estado comprometido, como científico y fotógrafo, con la vida en los océanos.
“En el pasado, cuando alguien como yo proponía un experimento como este (reducción de la actividad humana), las primeras excusas que ponían los gobiernos eran el alto costo y que podría demorar mucho tiempo para ver resultados reflejados”, comentó el biólogo mexicano.
Fotografía de Octavio Aburto en una expedición marina.
En marzo, un estudio internacional de la Universidad de Ciencia y Tecnología King Abdullah (KAUST) concluyó que la vida de los océanos puede recuperarse en 30 años. En la investigación se recogen claras evidencias de la recuperación exitosa de la vida marina en estos hábitats.
La menor emisión de CO2 por la quema de combustibles fósiles también tiene un efecto directo en los océanos, ya que estos absorben dicho compuesto, lo que acidifica el medio y afecta a la vida más fundamental, como el fitoplancton, la base de la cadena alimenticia en el mar.
Cuando terminen las medidas de confinamiento, los científicos podrán calcular qué tanto mejoró el pronóstico para la vida marina.
“Esta pandemia está mostrando que, si bien podría haber un costo económico, los beneficios a largo plazo podría ser mucho mayores. Ahora nos hemos dado cuenta de que sí es posible. Las únicas barreras que tenemos son las excusas, y esta pandemia ya las desapareció”, concluyó Aburto.