Nueva mirada. El escritor ha publicado El taller del traspatio y otros cuentos, textos que presentan personajes y situaciones que dan cuenta de la realidad actual en los Andes.,Fernando Carrasco. Zein Zorrilla (Huancavelica, 1951) es un destacado escritor que surge en nuestra literatura, en la década del ochenta, con su libro de cuentos ¡Oh, Generación! (1988). Además de otros dos volúmenes de cuentos, también ha publicado novelas como Dos más por Charly (1996) y Carretera al purgatorio (2003), libro con el que obtuvo ese mismo año el Premio Internacional de Novela “La ciudad y los perros”. Asimismo, ha publicado textos ensayísticos como Hija de Bergman y Kurosawa, nieta de Balzac: La novela en el siglo XXI (2007). Su última publicación es El taller del traspatio y otro cuentos (Esteban Quiroz Editor, 2013). Este libro, cuidadosamente editado, está configurado de tres cuentos: “Penélope Cruz”, “Ay, compadre Salomón” y “El taller del traspatio”. Las historias presentan estructura lineal, muestran narrador tradicional y están escritas con un lenguaje depurado, en el que destacan las adjetivaciones. Se aprecia el uso recurrente de diálogos y la aplicación acertada del estilo indirecto libre, esto último le confiere al libro mayor vuelo estético. En el cuento “Ay, compadre Salomón”, leemos: “Frente al vivero de flores artificiales que languidece en un lecho de cuarzo, Galarza sacude la cabeza con desazón. Lo alojan en un hotel y celebran la fiesta en un club. ¿Es necesaria tanta etiqueta, tanto derroche de dinero? ¿En qué clase de gente se van convirtiendo los suyos?”. Las historias se desarrollan entre la urbe limeña y las provincias. Los protagonistas son seres procedentes de los sectores más pobres de nuestra sociedad, seguros de sí mismos, cuya virtud principal es la bondad. Son individuos que se ven enfrentados a las vicisitudes y sorpresas que surgen cada mañana, en una Lima moderna que parece solo mostrar su mejor cara a una élite minoritaria. A la manera del Realismo del siglo XIX, estas historias de Zein Zorrilla buscan retratar una clase social anonadada por el sistema imperante. No obstante, este grupo social no se resigna. El fracaso no los destruye: nunca pierden la esperanza de encontrar un futuro con aires mejores para su vida y los suyos. Zorrilla también lanza una mirada irónica a otro grupo significativo de gente del campo que, una vez asentada en la capital, tiende hacia la alienación y se desenvuelve en un escenario de mezquindad y falsas apariencias. Además de temas como la amistad, el amor filial y la soledad, la vida sacrificada del artista también es representada en este libro. En el cuento “Penélope Cruz”, el protagonista, Cisco Ray, es un hombre joven que toca la batería y sueña alcanzar prestigio con su arte en un tiempo no lejano. Y en el cuento “El taller del traspatio”, Serafín es un titiritero de barrio que, debido a las necesidades familiares, ha tenido que desenvolverse en diversos oficios extenuantes. Sin embargo, siempre lo acompañan las fuerzas necesarias para fabricar, en el taller del traspatio de su casa, una serie de personajes y objetos de madera, labor a la que se dedica con verdadera pasión, mientras su familia duerme. El arte le sirve a Serafín para dejar testimonio de su experiencia vital, para comunicarse con las generaciones venideras: “Serafín suspira. ¿Qué va a salir? Un testimonio. Nada más. Un testimonio de lo vivido. Gracias a estos muñecos sus hijos sabrán cómo era el mundo en que vivió el papá”. Otro elemento simbólico presente en los cuentos es la vejez, cristalizada en la figura de una anciana. La vejez aparece como símbolo de ternura y amor matriz, de donde brota la fuerza y la esperanza para proseguir en la contienda diaria. Este nuevo libro de Zein Zorrilla nos invita a distintas reflexiones. Y termina siendo una verdadera bofetada a la sociedad actual, donde abundan los individuos, cuya mirada no se proyecta más allá del radio de sus intereses personales.